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Ennio Morricone siempre andaba por casa, iba y venía del salón a la cocina o entraba a la biblioteca metido cómodamente en una vieja cinta de la banda sonora de 'La Misión'. A mi madre le encantaba y a nosotros también, aunque nos gustaba más ... la magia del tocadiscos. Había un vinilo que contenía algunas de la mejores canciones del cine clásico; cogíamos aquel disco que se nos antojaba gigante como una hogaza, lo colocábamos con mimo sobre el plato, buscábamos el surco con la aguja y después de aquellos chisporroteos arrancaban los silbidos de 'El puente sobre el río Kwai'.

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larioja Banda sonora