Azcona y sus poetas del Café Varela

En el inagotable filón de la vida y la obra del recordado escritor y guionista de cine riojano Rafael Azcona (Logroño, 1926-Madrid, 2008), el también escritor logroñés Bernardo Sánchez ahonda ahora en sus comienzos asomándose «al ambiente y paisanaje» de la generación literaria que acogió, entre afanes poéticos y otras formas del hambre, el madrileño Café Varela entre 1955 y 1957. Con el propio Azcona y Antonio Mingote entre otros cuarenta autores, allí «se reunían para tertuliar, escribir, recitar y prácticamente a vivir» lo que Sánchez llama «una fratría literaria cuya memoria -salvo excepciones- se ha restaurado parcialmente».

Él lo hace en el libro 'La tertulia pintada. Azcona en el cuadro', que presenta hoy a mediodía en la bodega-museo Ontañón junto al editor Chechu León. Se trata de un nuevo volumen de la colección Octubre Corto editada por Aborigen dentro de las actividades complementarias del Festival de Cine de Arnedo.

Precisamente, en la edición anterior, su Premio Rafael Azcona recayó sobre un libro vinculado a este: 'Memorias de sobremesa. Conversaciones de Ángel S. Harguindey con Rafael Azcona y Manuel Vicent', publicado en 1998, «imprescindible -según Sánchez- para hablar de y con Rafael». Ambos periodistas y escritores, Harguindey y Vicent, son ahora prologuistas de Sánchez, también amigo personal de Azcona.

El escritor, dramaturgo, historiador de cine y profesor de la Universidad de La Rioja toma como punto de partida el cuadro que Pedro Gros pintó en 1957 «agrupando, en un firmamento poético, a los escritores y escritoras que habían formado parte de la llamada 'Generación del Varela'». 'Poetas y literatos de la Agrupación Versos a Medianoche', que así se titula el gran retrato colectivo y alegórico de aquellos cuarenta poetas, fue hallado por Sánchez en el Museo de Historia de Madrid y expuesto el año pasado en 'Cinemática', la edición arnedana de la muestra 'La Rioja Tierra Abierta'.

«Este libro -explica su autor- intenta reconstruir las circunstancias y contexto en que este cuadro fue creado; una época en la que se cerraba una etapa de bohemia tertuliana y de poetas de café». También es la época en que Azcona, hastiado ya de sus 'tristes', como llamaba a sus propios poemas, terminó por inclinar su pluma hacia otras alegrías que acabarían siendo las de muchos.