El atractivo nocturno de los monasterios

La nueva programación, con nuevas escenas y personajes, ha tenido muy buena acogida en el monasterio najerense, que después de cuatro años ha querido introducir otras temáticas. Los organizadores están «encantados» con la respuesta de los turistas, que llegarán a cerca de un millar, el tope que se ha previsto para que no resulte un evento masificado. El pasado miércoles, día 14, por la tarde, se vendían las tres últimas entradas para participar en este recorrido, que se repite todos los viernes y sábados de agosto y septiembre, y en el que se dan a conocer los detalles históricos y artísticos más interesantes del monasterio.

Los visitantes se encuentran con juegos y sorpresas, todo ello en la penumbra, lo que permite vivir una experiencia «totalmente sensorial» durante la visita. «Se interactúa con el público, se intenta sorprenderles con la aparición inesperada de los personajes, lo que resulta muy divertido», afirma la guía, Isabel Palacios, quien recuerda las dudas iniciales, cuando se comenzó con el horario nocturno y «nadie sabía muy bien qué respuesta iba a tener». La incertidumbre ha dado paso a un programa consolidado, hasta el punto de cubrir las plazas mucho antes de la última función. Cada representación tiene una capacidad para 55 personas. Los actores, ataviados de época, buscan que el espectador viaje en el tiempo en espacios como la Puerta Real, el Claustro de los Caballeros y el retablo de la iglesia.

En el caso de San Millán, las visitas de los tres primeros sábados de agosto han tenido lugar con todas las entradas vendidas con antelación y lo mismo se esperaba para las dos últimas jornadas. A fecha de ayer, para el primer grupo del sábado 24 ya no había entradas y, para el segundo, solo quedaban las últimas. Por lo que respecta al día 31, hay reservas, pero todavía existen posibilidades de hacerse con un pase en alguna de las dos sesiones. San Millán fue el primero en apostar por este formato que, desde que comenzó en el 2012, ha atraído a miles de personas que buscan una experiencia enfocada hacia el recogimiento. Solo en lo que llevamos de mes han recibido más de 300 visitantes. Con una iluminación muy cuidada, el recorrido invita a entender la vida de los monjes desde el silencio. «No son representaciones teatrales, la explicación la ofrecemos los guías», señala Elena Mendoza, quien destaca el esfuerzo que conlleva ambientar las visitas: «Están los decorados, las luces que cambian totalmente..., es algo muy restringido y es complicado ampliar los días».