Una imagen de juventud de Yoko Ono, protagonista de una exposición en Londres. Tate Modern

Yoko Ono, una renombrada artista más allá de los Beatles

Muestra conceptual ·

La Tate Modern expone 200 piezas de la irreverente creadora en una exposición que invita al público a participar con sus obras

Sábado, 17 de febrero 2024, 00:34

Seguramente pase a la historia como el monstruo culpable de la disolución de los Beatles, pero Yoko Ono es mucho más que el esquivo mito que ha cristalizado con una buena porción de prejuicios, odio y lugares comunes. Es una reputada artista de vanguardia a ... la que la Tate Modern de Londres acaba de abrir sus puertas con una retrospectiva que rastrea su trabajo multidisciplinar. La exposición 'Yoko Ono: Music of the Mind' (Música de la mente) lleva de la mano al visitante desde su infancia en Tokio y su huida al campo para escapar de las bombas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial al Nueva York donde concibió sus primeras obras, sus relaciones con George Maciunas, figura clave de Fluxus, y John Cage, entre muchos otros. La muestra, que estará abierta hasta el 1 de septiembre, invita al público a interactuar con sus obras, inscritas en el arte conceptual.

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La primera obra de arte de Yoko Ono, hija de un banquero y una artista y nieta del descendiente directo del noveno emperador de Japón, se fraguó mientras miraba al cielo y sobre su cabeza sobrevolaban bombarderos yanquis. «Imaginábamos platos de comida en el aire y usábamos nuestros poderes de visualización para sobrevivir», decía Ono, prolífica impulsora de 'happenings' y 'performances'.

El domingo cumplirá 91 años, una larga trayectoria que le ha servido para consolidar su carrera, entre cuyos hitos figuran haber expuesto en el MoMA, el Getty o el Guggenheim. Todo un brillante currículum del que quizás lo más recordado sean sus acciones pacifistas. Aún permanecen indelebles en la memoria colectiva su campaña contra la guerra de Vietnam metida en la cama con John Lennon. Una grabación de esta protesta se exhibe en las paredes del museo londinense, junto con el censurado 'Filme nº4 (Culos)' y otros renombrados trabajos de la década de los 60.

Clavo en la pared

Quien visite la muestra tiene muchas oportunidades de no aburrirse. Podrá desde atravesar una pintura para estrechar la mano a otro visitante a usar un martillo para remachar un clavo en el muro. «Esta exposición es una celebración de Yoko como artista. Es cierto que John Lennon fue un colaborador muy importante para ella, pero en este momento somos muy felices de poder mostrar su arte. Esperamos que los visitantes vengan con ganas de alimentar la creatividad y de implicarse», argumenta uno de los comisarios de la exhibición, Andrew de Brún.

En el museo se pueden observar grafitis con lemas que claman por la libertad de Palestina y en solidaridad con los que mueren en las travesías en pateras. Las pintadas ilustran el fondo blanco de la instalación 'Add Color (Refugee Boat)', en cuyo centro se planta una embarcación profusamente pintarrajeada por los asistentes que acuden al museo. Ono alumbró el concepto en los años sesenta y lo hizo realidad a partir de 2016, cuando el Mediterráneo se convirtió en la fosa común de miles de migrantes, en lo que fue una de las peores crisis de desplazados, una tragedia sepultada ya en el olvido.

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Mosca (1970-71). Tate Modern

Unas 200 piezas, entre objetos, vídeos, fotografías, esculturas y documentos componen la muestra, a la que hay que sumar grabaciones musicales y 'perfomances' realizadas por la artista a los largo de siete décadas. Uno de los papeles que más suscita la curiosidad del público es el certificado de matrimonio, sellado en Gibraltar el 20 de marzo de 1969, de Ono y Lennon, quien denunció el ostracismo que sufrió su mujer en su faceta como creadora. «Yoko Ono es la artista desconocida más famosa del mundo, todos saben su nombre pero nadie sabe qué hace», dijo el músico.

En el recorrido, los espectadores pueden recrear sus propias sombras en un lienzo ('Shadow Piece', 1963), dejar mensajes a sus madres y colgarlos de la pared ('My Mommy is Beautiful', 2004) o jugar una partida de ajedrez en un tablero con todas las casillas y las figuras blancas ('White Chess Set, 1966). «Juega mientras puedas recordar dónde están todas tus piezas», dicen las instrucciones.

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Una de sus acciones más controvertidas y que aún se recuerdan es 'Cut Piece', en la que Yoko autorizó al público a cortar con unas tijeras trozos de su ropa, mientras la artista permanecía sentada ante el auditorio. Al principio los visitantes se hallaban un tanto cohibidos, pero conforme transcurría el tiempo se fueron atreviendo a dejar a la artista en harapos, hasta el punto de que presentaba la estampa de una mujer semidesnuda, solo cubierta con jirones. Imposible no acordarse de 'Rhythim', de Marina Abramovic, realizada diez años después, cuando puso a disposición del público 72 objetos con los que se le podían infligir heridas, mientras ella permanecía inmóvil durante seis horas

Postrada en una silla de ruedas y dueña de una ingente fortuna, Yoko Ono hace tiempo que no aparece en público. Con la sangre corriendo en Gaza y Ucrania, su mensaje «la paz es poder», que aparece en la muestra, se antoja más necesario que nunca.

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