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Una enorme abubilla despliega su vistosa cresta sobre la fachada decorada estos días por el artista brasileño Dinho Bento en Camprovín. Eleva su pico y mira complaciente a todo el que cruza por la plaza, orgullosa de haber anidado entre 'abubillos', como así se conoce a las gentes de Camprovín desde un legendario enfrentamiento con sus vecinos de Arenzana por unos terrenos. Estos últimos ('zancarrones') se quedaron finalmente con las tierras, mientras que los camprovineses optaron por la belleza de la abubilla que acertó a cruzar por allí su vuelo durante la disputa.
De esa sensibilidad por lo bello, por lo artístico, continúan haciendo gala en Camprovín a través de su festival de arte urbano, cuya tercera edición ha vivido este domingo su día grande con mercadillo, concierto, talleres y un recorrido guiado por los murales e intervenciones realizados durante la última semana en la localidad por siete reconocidas firmas del 'street art', entre ellas Suso33.
Alguno de estos artistas, como Roberto y Michelangelo (del colectivo italiano NSN997) y el catalán Alva Moca, apuraban este domingo sus enormes lienzos hasta última hora, mientras daban explicaciones a los visitantes sobre su trabajo. Así supimos que cuatro de los personajes retratados en el mural de NSN997 corresponden a los 'abubillos' más veteranos de la localidad (Nati y Marcelo) y a los de más reciente incorporación (Julián e Ingrid).
En esta pintura forman parte de una pequeña comunidad donde todos comparten e intercambian, el bien más preciado (y representado a través del oro) de los pequeños pueblos como Camprovín.
Sobre la fachada de una de las casas que flanquean la carretera, Alva Mola completa la 'Forever giganta' que apela a la grandeza de las mujeres. «Aunque se os ha intentado empequeñecer, para mí siempre vais a ser gigantas», comentó ante la nutrida procesión de visitantes y lugareños que recorría las calles y caminos del pueblo, guiada por Lara Montoya, directora del festival.
Las 'Ausencias' de Suso33 obligaron a numerosas paradas para descubrir esas pequeñas sombras antropomorfas que, discreta y mágicamente, han colonizado muros y paredes erosionados por el tiempo. También las geometrías de E1000 nos advierten de espacios deteriorados o abandonados y nos deslumbran con su degradación de colores.
Federico Tosco, diseñador de Yomuto, se ha apropiado de una de las fachadas más bellas de la localidad, a pesar de su ruina, para tapizar los vanos de su balcón y ventanas con una cortina de copas y vasos de cristal manchados por el vino. 160 piezas, tantas como habitantes de Camprovín, con las que arma su brillante y poético brindis colectivo.
La visita termina ante la casa que la colombiana Soma Difusa ha poblado de plantas autóctonas, como tréboles u 'ombligos de Venus'. Su fondo amarillo limón acoge también unas enormes manos como la expresión más universal de la persona humana.
Tras esta última parada, el grupo se dispersa para husmear entre los puestos del mercadillo; entre láminas, cerámica, almazuelas, arte reciclado y literatura, croché, aceite, miel y vino. El cantautor Esteban F. Ceniceros es el encargado de cerrar la jornada en CamprovinArte, un festival que gana en calidad artística y en cantidad de visitantes con cada edición. Una cita que cumple con sus propósito de dinamizar en mundo rural.
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Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
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