En 1878, con 15 años, Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923) ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de su Valencia natal. Había perdido a sus padres con dos años a causa del cólera. Su tío materno le acogió en su casa ... y le ofreció un futuro como cerrajero. Pero el adolescente Sorolla ya dio pruebas de su gran talento artístico y apuntó pronto el genio que le confirmaría luego como un gran pintor y un mago de la luz y del retrato.
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Y ese talento primigenio es el que explora la muestra 'Sorolla. Orígenes', en el Museo Sorolla de Madrid hasta el 19 de marzo. Reúne 93 piezas, entre ellas 57 cuadros, casi la mitad inéditos, procedentes en su mayoría de colecciones particulares. Todos están datados entre 1878 y 1884, cuando Sorolla comienza a descollar como pintor. Hay además 6 dibujos, 26 fotos, una acuarela y muchos documentos y objetos.
Es una exposición «necesaria» según sus organizadores, que arroja luz y certezas sobre los poco conocidos inicios del pintor y termina donde se inicia su brillante y bien documentada carrera. Explora por primera vez el camino que condujo a Sorolla a convertirse «en el pintor español de mayor éxito nacional e internacional de su época. El pintor inmortal de la luz y del Mediterráneo que sigue hoy cautivando quienes contemplan su pintura», asegura el comisario de la exposición, Luis Alberto Pérez Velarde.
Conservador del Museo Sorolla, ha reunido piezas de «un período difícil y poco conocido» que ha investigado a fondo para «iluminar» esos años de formación y sacar a la luz estas obras en manos privadas.
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La exposición es la primera del intenso año del centenario de Sorolla, con una cascada de actos dentro y fuera de España en torno al genio valenciano y muestras en el Prado -este miércoles abre su muestra de retratos-, en el Meadows Museum de Dallas o la Hispanic Society de Nueva York. «Nos revela un Sorolla antes de Sorolla» afirma el comisario. Habla del Sorolla alumno de las Escuelas de Artesanos y de la Real Academia de San Carlos que compaginaba en Valencia las clases de dibujo con el trabajo en el taller de cerrajería de su tío José y que se abre camino hacia el éxito con enorme esfuerzo.
Años en los que Sorolla practica un pintura amable, de género, con temática orientalista, vistas de la ciudad, floreros y bodegones como el datado en 1878, la obra que le ligará a su primer mecenas y futuro suegro, el fotógrafo Antonio García Peris, quien la adquirió en un mercadillo sin conocer su autoría. También de la época de sus primeros viajes a Madrid para copiar en el Prado a Ribera y, sobre todo a Velázquez, trabajos que dejan una profunda huella en el pintor y que están presentes en la muestra.
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Incorpora tres pinturas inéditas de esta época adquiridas por el Ministerio de Cultura: 'En la posada', 'La esclava y la paloma. Desnudo' y 'El oferente', compradas por 357.000 euros. Son obras «de gran calidad y perfecto estado de conservación», ejecutadas en 1883, cuando Sorolla contaba solo 20 años. Excelentes ejemplos de la pintura de su primera etapa y de sus ejercicios académicos, se han incorporado a la colección estable del Museo Sorolla junto a otras obras tempranas como el lienzo 'Niña cantora' (1883) o la acuarela 'Tocando la guitarra' (1887).
Fue 1883 un año crucial para Sorolla, triunfador en la Exposición Regional de Valencia donde se vieron 'La esclava y la paloma. Desnudo' y 'El oferente', obras que través de su temática de inspiración pompeyana muestran el dominio de los conocimientos clásicos de Sorolla y anticipan la enorme soltura del 'maestro de la luz' con el blanco.
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Premiado con la medalla de oro por el cuadro 'Monja en oración, fue el trampolín que le incitó a presentarse en 1884 al concurso de la Diputación de Valencia que propuso como tema una pintura sobre 'El grito del Palleter', la arenga de un popular vendedor de pajuelas instando a los valencianos al levantamiento contra Napoleón. Un hito de la Guerra de la Independencia que procuró grandes éxitos al valenciano, elegido por unanimidad para continuar sus estudios con una beca en Roma.
Se cierra la muestra con los retratos tempranos de Sorolla en la Valencia de finales de siglo XIX, un género fundamental en su carrera. Se conservan notables retratos de familiares, amigos y conocidos con los que Sorolla practicó un género «que dominaría con maestría y el que alcanzó cotas de refinamiento máximas», según el comisario. Muchos de los retratados se presentan hoy como personas anónimas, pero se trata, sin duda, de gentes cercanas a pintor como 'Retrato de Hombre', tal vez un compañero de aulas que destila fervor romántico. En otros, podemos reconocer a su hermana Concha.
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Organizada en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Valencia, donde se exhibirá la próxima primavera y con más piezas, la exposición abre la ambiciosa programación del centenario de la muerte de Sorolla, fallecido el 10 de agosto de 1923, y que se extenderá hasta 2024.
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