Los reyes visitan en ARCO una galería de Lombardía, región italiana castigada por el coronavirus

«No nos han preguntado en ningún momento por el coronavirus», explicó la galerista italiana tras el breve saludo de los reyes. Para Alessandra Minini la visita real, programada desde hacía tiempo, no guardaba relación con un gesto de apoyo institucional ante la crisis sanitaria que afecta al norte de Italia. «No ha sido por eso; nos han visitado porque somos una galería importante». Los reyes departieron con la galerista sobre creadores como la estadounidense Sheila Hicks, cuya obra reconoció Felipe VI ante la sorpresa de la marchante italiana.

Don Felipe y doña Letizia estuvieron acompañados en su recorrido por el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, y por la nueva directora de ARCO, Maribel López. Junto a ellos posaron al inicio de la visita ante una obra de Glen Ligon en la galería Chantal Crousel. La pieza, dos manos gigantes de neón, se titula 'Notes for a poem on the third wordl' (chapiter one)'. También se sumaron a la comitiva el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y el presidente ejecutivo de IFEMA, Clemente González Soler.

En su recorrido, más corto que otros años, los reyes pasaron por varias galerías en las que se interesaron por un buen puñado de creadores y obras. Entre ellas, una de la más imponentes y caras de ARCO 2020, el granito rosa de 4,5 toneladas de Eduardo Chillida que Hauser & Wirth ofrece por algo más de cinco millones de euros. Los reyes recordaron su vista al Chillda Leku de Hernani, de donde procede la obra, y se interesaron por su reapertura. Sus actuales responsables, los galeristas y los herederos del escultor donostiarra, invitaron a los reyes a visitarlo de nuevo.

En la galería de Álvaro Alcázar se interesaron por una llamativa obra de Juan Garaizabal, un enorme reloj de acero cuyas manecillas van en sentido contrario al horario para reflejar la memoria histórica de la antigua estación ferroviaria de Pensilvania, en Nueva York. También repararon en las piezas de Miguel Sbastida, un creador muy comprometido con el cambio climático, y en la galería Joan Prats se detuvieron ante las obras de Juan Uslé y Luis Gordillo.

Como suelen hacer cada año, visitaron dos de las galerías clásicas de ARCO, las de Juana de Aizpuru, fundadora de la feria, y Helga de Alvear. En esta se interesaron por el museo que la fundación de la veterana coleccionista quiere abrir en Cáceres.

En la sección Opening, que acoge las propuestas de riesgo de 16 artistas en 13 galerías, los reyes departieron con sus comisarios sobre la obra del reivindicativo artista cubano-estadounidense Félix González-Torres (1957-1996), en torno a cuyo legado se articulan varias secciones de ARCO.

Los reyes pasaron cerca de la galería Forsblom, en el pabellón 9, pero no se detuvieron ante 'Franco no era tan malo como dicen', obra del finlandés afincado en España Riiko Sakkinen que ironiza sobre las 'fake news' a través de las 'virtudes' que se atribuyen al dictador. Tampoco visitaron la galería sevillana Alarcón Criado en la que se exhibe 'El rey del sueño', obra en la que aparece una foto modificada de Juan Carlos I, rodeado por un halo trazado con un proceso químico y elaborada hace una década por Pedro G. Romero.

En las dos ediciones pasadas los reyes también evitaron las obras más polémicas, como el enorme 'Ninot' de Felipe VI, de 4,45 metros de altura, creado por Santiago Sierra y Eugenio Merino –puesto a la venta por 200.000 euros pero obligando al comprador a asumir el compromiso de quemarlo– y los 'Presos políticos', de Santiago Sierra, que la dirección de IFEMA retiró de la galería de Helga de Alvear.