Rafael resucita en Roma

Se esperaba que fuera una de las muestras del año en Italia, como prueba que se hayan vendido ya más de 60.000 entradas, aunque la epidemia del coronavirus que azota el país y la recomendación de evitar aglomeraciones y mantener al menos un metro de distancia entre personas puede acabar ahuyentando a muchos visitantes.

Con más de un centenar de obras originales del maestro de Urbino, buena parte de ellas conservadas en la Galería de los Uffizi de Florencia y otras llegadas desde museos como el del Prado de Madrid o el Louvre de París, la muestra refleja la contribución del autor al canon artístico occidental. Entre los cuadros expuestos destaca la posibilidad de contemplar por primera vez los retratos que Rafael hizo a dos Papas: Julio II y Léon X, que aparece acompañado por los cardenales Giulio de Medici y Luigi de Rossi.

El primero está conservado en la National Gallery de Londres, mientras que el segundo forma parte de los fondos de los Uffizi y se expone tras una detallada restauración que duró tres años. «Nunca en la historia había sido posible admirar tantas obras maestras de Rafael», comenta Eike Schmidt, director general de la célebre galería florentina. «Es una oportunidad única, al menos para esta generación, que consiente una inmersión completa en el maravilloso universo artístico» del genio de Urbino.

Marzia Faietti, comisaria de la exposición, destaca por su parte lo «fácil» que resulta acercarse a la obra de Rafael. «Su pintura está tan meditada y contiene tantos niveles de lectura que cualquier observador, desde el más sencillo hasta el más culto, tiene la posibilidad de admirar aspectos diversos. Es un artista para todos», asegura Faietti.

La exposición ofrece además un centenar de obras adicionales, como esculturas, estudios y manuscritos, para mejorar la comprensión del momento en que vivió este maestro del Renacimiento. Entre esos textos destaca la carta que Rafael escribió junto al humanista Baldassarre Castiglione al Papa León X para animarle a que conservase las ruinas de la Antigua Roma. Considerada un símbolo de la preocupación por la tutela del patrimonio cultural, la carta está conservada en el Archivo estatal de Mantua. «¿Por qué nos lamentamos de godos, vándalos y otros pérfidos enemigos si aquellos mismos padres y tutores que debían defender estas pobres reliquias de Roma han pretendido durante largo tiempo destruirlas?» Es la pregunta que se hacía Rafael en este texto de 1519 y que, medio milenio después, sigue en parte vigente.