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Joan Miró (Barcelona 1893 - Palma 1983) fue uno de los artistas más relevantes e influyentes del siglo XX, y muy en especial entre los años 1920 y 1945. Este periodo fundamental en la obra del genio catalán se inicia con su primer viaje a París, ... clave en su obra y su biografía, y lo cierra el año en el que alumbra una serie seminal, sus 23 'Constelaciones' (1940-1941) que con su nuevo y rupturista lenguaje plástico cambiarían el curso de la historia de arte.
Son 25 años prodigiosos que recorre la exposición 'Joan Miró. La realidad absoluta. París, 1920-1945' que el Museo Guggenheim Bilbao acoge hasta el 28 de junio y que ha comisariado Enrique Juncosa, sobrino nieto de Miró y exsubdirector de los museos Reina Sofía el IVAM. «André Breton decía que la suma de la realidad tangible y la de los sueños genera una nueva realidad absoluta y de ahí el título», explica Juncosa. Es la primera muestra que el museo bilbaíno dedica a Miró «y será difícilmente repetible», dada la dificultad de obtener los préstamos», dicen sus organizadores.
A través de más de 80 obras, revisa unos años portentosos en los que en la cabeza de Miró bullen nuevas ideas que forjan su genio su innovadora sintaxis plástica. Un viaje que va del realismo mágico de sus inicios hasta el lenguaje de los «signos constelados» de este «hortelano de las estrellas» que con su alfabeto genuino, poderoso y único construyó una obra que el paso del tiempo engrandece.
Fue un poeta del color y la línea que estableció uno de los lenguajes pictóricos más singulares, ricos y sensuales del siglo XX. Una galaxia plástica que, como el universo, sigue en plena expansión. Cuatro décadas después de su muerte «su obra interesa y fascina sin haber perdido un ápice de su condición enigmática» afirma el comisario. «Constituye un proyecto mito-poético ejemplar, una constante transformación de la experiencia vivida en arte», agrega. Su récord en una subasta ronda los 30 millones de euros y en la muestra está 'Peinture' pieza de 1927 conocida como 'Señora con sombrero rojo», subastada por 25 millones de euros.
La exposición incide en el interés de Miró por el arte prehistórico, por las pinturas rupestres, los petroglifos y las estatuillas. Una fascinación que confirmó él mismo en sus cuadernos de notas, donde declara su voluntad de regresar a los albores del arte «y recuperar su espíritu original».
Las innovaciones formales en la obra de Miró sedujeron a las primeras vanguardias parisinas y admiraron a dadaístas y surrealistas. Se le consideró así precursor del expresionismo abstracto y del arte conceptual. Algunas de sus ideas y proclamas, como el «asesinato de la pintura», se lanzaron a finales de los años veinte. Aunque no dejó de pintar, su osadía abrió una senda que hoy aún transitan muchos creadores.
Paul Klee, pintor muy admirado por Miró, define su propia obra como abstracta pero con recuerdos, «lo que supone decir, con Miró, que en el arte, lo real es lo real transformado por la memoria», apunta Juncosa. Asegura que se puede presentar a su tío abuelo «como el eslabón entre el último Monet y Pollock». Y eso que Miró rechazó, con la misma rotundidad con la que ignoró el realismo tradicional, la idea de la abstracción pura, afirmando que todas las marcas que pinta en sus obras se corresponden con algo concreto. Que se anclan en una realidad compleja y profunda a la que aludía Breton. «En un momento se propuso hacer cuadro muy feos para romper con la facilidad que tenía para pintar», dice Juncosa
Interesado también por cuestiones espirituales y fascinado por las visiones oníricas, la muestra resalta también los aspectos políticos de su trabajo, su firme oposición a la dictadura franquista y su simpatía por el nacionalismo catalán de la época.
«Si no intentamos descubrir la esencia religiosa, o el sentido mágico de las cosas, no haremos sino añadir nuevas causas de degradación a las que ya rodean hoy a la gente». Afirmó Miró en unas declaraciones a la revista Cahiers d'Art en 1939
Para Margit Rowell, «la vida espiritual de Miró, su paisaje interior, era tan real para él como el sol, un insecto o una brizna de hierba. (...) Su consciencia mito-poética raramente veía la realidad sin un filtro: el filtro que transformaba cualquier verdad en una Verdad Absoluta».
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