Comisaria, docente y crítica de arte, María Santoyo es la mente detrás de exposiciones con cientos de miles de visitantes como 'Nikola Tesla' o 'Julio Verne. Los límites de la imaginación'. Una de las más recientes, 'Color. El conocimiento de lo invisible' se exhibe en ... tres países (México, Venezuela y Ecuador) de forma simultánea. Una de las claves del éxito de público que suelen tener sus proyectos está en el «afán de transmitir el arte pensando en los receptores; en crear una relación directa entre artistas y público», explica Santoyo, que huye del protagonismo y prefiere rodearse de expertos.
Lunes
6.00 horas. El insomnio me ha despertado pronto y suelo quedarme en la cama leyendo. Ahora leo un ensayo de Jon Savage sobre la construcción de la juventud, titulado 'Teenage'. También tengo en la mesilla 'Los europeos' de Orlando Figes y la correspondencia de Elena Fortum.
12.00 horas. Salgo de una reunión y entro en otra. Mi vida es reunirme, últimamente demasiado. Sin embargo, la de los lunes es con el equipo de Curiosa, un proyecto ilusionante que fundé en 2021 y en el que he puesto mis esperanzas. Trabajo con quien quiero, personas con un talento enorme. Nos juntamos para que se produzca un intercambio creativo, que no fluye de la misma manera cuando se hace 'online'. Hablamos de los proyectos en marcha y a futuro, de las acciones que hemos emprendido.
16.00 horas. Termina la reunión con mi equipo. Tenemos la exposición 'Color' en tres ciudades latinoamericanas (Quito, Ciudad de México y Caracas) y trabajamos para inaugurarla en una cuarta, Lima. Más que una itinerancia, la adaptamos a cada destino, con la búsqueda de piezas de colecciones cercanas a las nuevas sedes, bajo un concepto sostenible que evita transportar cosas.
Martes
7.00 horas. Pongo la radio. Me gusta recibir la información a primera hora. Mientras la escucho, me hago un muy buen desayuno. Me preparo zumo de frutas exprimido, café con leche y tostadas bien aderezadas. Me siento a comerlo, le dedico tiempo. Planifico el día. La rutina la marcan los proyectos que tengo.
11.00 horas. Voy al gimnasio a practicar boxeo. Si puedo, lo hago hasta tres veces por semana. Empecé en artes marciales mixtas, con contacto, y me fui suavizando. Ahora mezclo el boxeo con un entrenamiento en el que aprendo técnica, pero sin contacto. No tengo un horario fijo, lo planifico la semana anterior, pero siempre tengo una rejilla de horas posibles. A veces por la mañana, a veces por la noche.
15.10 horas. Con un café, que bebo solo y sin azúcar, reviso la maqueta de una agenda que vamos a publicar con el proyecto 'Tú, yo, ellas, nosotras', con fotógrafas afines emergentes y amigas. Hice la introducción para esta edición. La escritura de textos críticos es una faceta que me ocupa espacio, para catálogos y exposiciones que no necesariamente son comisariadas por mí.
Miércoles
14.00 horas. Procuro comer en casa. Lo prefiero, aunque sea con poquito tiempo. Así puedo tener veinte minutos de descanso. La rutina de la tarde viene determinada porque estoy separada y tengo custodia semanal de mi hija de nueve años. La semana que estoy con ella, la tarde es suya. La recojo en el cole a las 4.30, la llevo a las extraescolares y luego en casa, la ducha, la cena, la hora de dormir. Si tengo trabajo, me conecto por la noche.
16.30 horas. Empiezo una reunión 'online' con los responsables de Fundación Telefónica Movistar en Perú, por su interés en inaugurar este verano 'Color'. Iniciamos una visita digital, pieza a pieza, y hablamos de los contenidos y la disponibilidad de las piezas peruanas. Por ejemplo, en la sección del color como invención cultural, queremos incluir un trabajo de antropología vinculado con las comunidades indígenas y sus textiles.
19.00 horas. Voy a una clase extra de boxeo. Libero la tensión que genera el no trabajar en un solo lugar. A veces en casa o en mi estudio, otras me desplazo por la ciudad. El deporte es un lugar al que volver, igual que la familia. Hay dos cosas fijas.
Jueves
10.00 horas. Otra reunión. Sabemos que para que una iniciativa salga adelante hay que presentar diez. Ahora tenemos ocho sobre la mesa y uno ha salido adelante, que es un encargo de la Real Academia de Gastronomía con el Ministerio de Ciencia para hacer una exposición de calle sobre la relación gastronomía y ciencia. También hemos iniciado una colaboración con el CSIC para divulgar con una exposición su investigación sobre el Corán en Europa, que realiza Mercedes García-Arenal. Si se confirma sería un gran reto por su naturaleza bibliográfica.
13.00 horas. Preparo mis clases del máster de Fotografía de Autor que dirijo en Efti, el Centro de Fotografía y Cine. Tengo una relación muy intensa con los alumnos y les doy una media de nueve horas semanales. De repente tengo un montón de hijos. Tienen veintitantos años y mucha emoción. Gestionarla es una parte importante de la docencia y del comisariado de la exposición que hacemos con sus obras finales. La de este año la titulamos 'Historia, historias, stories' y se ha prorrogado.
Viernes
9.00 horas. Me voy a París. Soy comisaria de la nueva exposición del artista visual Luis Carlos Tovar, titulada 'Contre Souvenir' (contrarrecuerdos) en La Graineterie, un centro de arte en Ville de Houilles. El sábado por la mañana haremos una visita guiada, después una charla y luego tenemos entrevistas en espacios como Radio Francia Internacional. En esta monográfica, el artista prosigue con su tema sobre el posconflicto en Colombia, que es su país natal y explora el archivo fotográfico y la memoria intima. Su padre fue secuestrado por la guerrilla cuando él era un recién nacido. Mi función es acompañarlo conceptualmente y con textos críticos.
16.00 horas. Reviso la programación cultural. Me quedaré en París el fin de semana e iré a varias exposiciones. Procuro estar al día. Las últimas que he visto son la de Ilse Bing, en la Fundación Mapfre, y 'Visiones expandidas', en Caixa Forum, sobre fotografía experimental. Suelo ir los fines de semana y, si veo que a mi hija le podría gustar alguna, voy con ella. Pongo el foco en fotografía, pero acudo a cualquiera que merezca la pena.