Su majestad el caballo conquista Versalles

Territorios ha tenido el privilegio de visitarla en solitario de la mano del director del Dominio del castillo de Versalles y comisario de la muestra, Laurent Salomé. Lo hacemos un lunes, con el museo cerrado al público. El recorrido comienza con el apartado que relaciona los caballos con el universo real y el imperial. «Es la parte más densa, en la que hemos incluido la obra de Buffon, el texto más bello jamás escrito sobre este animal. En el siglo XVIII se tenía la impresión de que el caballo era una especie de persona, un 'alter ego' para el hombre», explica Salomé.

La galería de monumentales retratos de caballos y de sus propietarios, como si se entablara un diálogo entre ambos, da la bienvenida al visitante. Imposible no admirar el gran cuadro de Napoleón cruzando los Alpes, de Jacques-Louis David, en el que el emperador aparece sobre un bravo corcel «aunque la realidad histórica señala que los atravesó sobre una mula», como nos recuerda el comisario. En la misma sala, descubrimos la pasión por este animal de Sissi, Emperatriz de Austria. Aparentemente era de lo poco que compartía con Francisco José I, su esposo. También Victoria de Inglaterra le dio un lugar de honor en su reino.

Aunque en un principio la muestra 'Cheval en majesté' (El caballo, rey) iba a dar comienzo este otoño, sus organizadores decidieron adelantarla a julio para que coincidiera con las pruebas de equitación de los Juegos Olímpicos, que se han celebrado en Versalles. En lugar de reunir las obras en las salas de África, donde tienen por costumbre hacerlo cuando se trata de muestras temporales, han decidido repartirlas por diferentes estancias del castillo. Un modo diferente y original de presentarla, con las piezas diseminadas, y que permite al visitante recorrer un lugar histórico, descubriendo lo permanente y lo temporal al mismo tiempo.

En una exposición de tal envergadura, no podía faltar un apartado dedicado a las caballerizas. «Desde Luis XIV a Luis XVI hubo más de dos mil caballos aquí», relata el comisario, que recuerda que las cuadras del castillo no eran del gusto del primero de estos monarcas. No quería que los caballos estuvieran encerrados en boxes y por tanto mandó eliminarlos, creando una inmensa caballeriza abierta de bella y elegante perspectiva.

Si bien predominan los cuadros de diferentes formatos, también hay esculturas, documentos, fotografías, tratados, armaduras y sillas de montar entre los casi tres centenares de objetos que se han reunido, y que provienen de colecciones públicas y privadas de Francia y del extranjero.

«La guerra de 1870 es la última gran contienda a caballo», señala Laurent Salomé ante una de las grandes obras sobre el tema, la que creó Aimé Morot sobre la batalla en Rezonville. El único artista español presente en la muestra es el madrileño Ulpiano Checa (1860-1916), que cuenta con un museo en su localidad natal, Colmenar de Oreja. Se exhiben dos cuadros de este artista «desconocido en Francia y que esta exposición nos permite descubrir», incide Salomé.

Si Chantilly es la capital del caballo en el país vecino, Versalles y su palacio son hasta el 3 de noviembre, día que finaliza 'Cheval en majesté', el lugar de paso obligado para amantes del noble animal, del arte o de ambos. Aquí la sensación va más allá de la que se puede sentir sobre un caballo; es como observarlo desde todos y cada uno de los ángulos; se llega a estudiar su anatomía, con la miología de tamaño natural creada por Antoine-François Vincent en el siglo XVIII, donde se aprecian músculos y articulaciones. En este apartado podemos ver los dos primeros estudios relativos a las proporciones del animal, los de Verrocchio y su discípulo Da Vinci.

Para quienes aprecian la artesanía más pura, que raya con el arte, nada como las obras de orfebrería que se exponen en una de las salas, y que recuerdan que el caballo formaba también parte de los obsequios diplomáticos. «Luis XIV regaló en cierta ocasión al rey de Suecia doce caballos», explica el comisario. El obsequio incluía el equipamiento de cada uno de ellos: silla de montar, arneses, estribos, etc. Frente a la vitrina que exhibe uno de los accesorios. realizado en terciopelo de seda y con hilos de oro y plata, nos viene a la memoria la maison Hermès, fundada siglo y medio después, y donde el primer cliente fue el caballo, antes que el jinete o la amazona, porque comenzaron creando arneses y sillas de montar, una de sus especialidades todavía hoy. De hecho, algunas de las piezas que exponen en Versalles provienen de la colección Émile Hermès, nieto del fundador de la casa, que comenzó trayendo de sus viajes objetos relacionados con el mundo de la equitación, que le inspirarían, tanto a él como a las generaciones futuras, a la hora de imaginar nuevas propuestas.

La imagen que anuncia la exposición es una reproducción de unimpactante retrato ecuestre de Leopoldo de Médicis, cuyo original reina al fondo de la célebre Galería de los Espejos. «Pronto desaparecerán las famosas lámparas del techo -asegura Salomé- porque originalmente no figuraban aquí y restan magnitud al espacio». La citada obra está protegida por un voluminoso vidrio de seguridad -lo que impide apreciarla en todo su esplendor- a petición del castillo de Konopiste, en la República Checa, de donde proviene. Se expone por vez primera en Francia.

En lo que concierne a España, aparte de los dos cuadros de Ulpiano Checa, es posible ver una destacada obra que llega del Museo del Prado, 'El cardenal-infante Fernando de Austria, en la batalla de Nördlingen', de Rubens. Si el visitante cree que va a encontrar obras de Velázquez, como el retrato del conde duque de Olivares sobre el animal en posición de corbeta, que reprodujo Loewe en su colección de pañuelos con el apellido del pintor, anda desencaminado. El cuadro continúa en el museo madrileño. También brilla por su ausencia Rocinante, tanto en pintura como en escultura.

Ya en la última sala, 'El caballo y la leyenda', destaca un bello y sensual retrato de Lady Godiva, firmado por John Collier, que «ha llegado a escandalizar a una mujer que ha visitado la muestra, así nos lo hizo saber», comenta con una sonrisa Laurent Salomé. Lo curioso es que en esa misma sala hay otra obra, de igual o mayor carga erótica, que dejó indiferente a la ruborizada visitante.

Una vez terminado el recorrido, que cierra una imagen de un automóvil, vehículo que sustituirá al caballo, quedan tantas imágenes en la memoria que resulta imposible elegir. A partir de septiembre estará disponible un voluminoso libro-catálogo con 400 ilustraciones en el que han participado más de sesenta especialistas. Y además hay otras referencias en la región parisina para profundizar en el conocimiento de un animal de nobleza eterna, imposible de destronar. 'Les chevaux du roi' (Los caballos del rey) se mantendrá en el museo del Dominio Real de Marly hasta el 3 de noviembre, como la muestra de Versalles. 'Y À cheval: le portrait équestre dans la France de la Renaissance' (A caballo: el retrato ecuestre en la Francia del Renacimiento), en el castillo de Écouen hasta el 27 de enero de 2025.