Detalle de 'Mujer española', pintada en 1910 por Jawlensky. Maurice Aeschimann

Jawlensky, la obsesión por el rostro

La Fundación Mapfre revisa el viaje hacia la abstracción del pintor ruso, que antes asimiló los grandes 'ismos' del siglo XX / Reúne más de un centenar de obras en la más completa retrospectiva española del poliédrico e influyente artista

Martes, 9 de febrero 2021, 14:12

«A mí modo de ver la cara no es solo la cara, sino el cosmos. En la cara se manifiesta todo el universo». Así lo creía Alexéi von Jawlensky, (1864-1941) uno de los genios menos conocidos de las vanguardias del siglo XX cuya ... obra revisa la Fundación Mapfre en una completa retrospectiva. Precursor de la abstracción, el pintor ruso transitó por varios movimientos, del neoimpresionismo al fauvismo pasando por el expresionismo. Los deglutió todos en un febril viaje hacia la síntesis del que da cuenta la muestra 'El paisaje del rostro', comisariada por Itzhak Goldberg y en cartel hasta el 9 de mayo en las salas de Mapfre en Madrid.

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Superando todas las dificultades en los tiempos del covid, la Fundación Mapfre ha logrado organizar la mayor muestra en España de Jawlensky en los últimos 30 años. Ha reunido más de un centenar de cuadros prestados por 30 colecciones e instituciones que ofrecen un recorrido cronológico por la carrera del pintor consagrado en Alemania. A través de seis secciones revisa la trayectoria del camaleónico artista, un crisol de 'ismos', desde sus orígenes y los inicios de su carrera en Múnich, pasando por la transformación que experimentó su pintura en Suiza, hasta sus últimos años en la ciudad alemana de Wiesbaden. La muestra confronta además la colorista pintura de Jaulennsky con la de colegas como Matisse, Kandinsky, Derain, Klee, Girieud, Cross, De Vlaminck. También con la de Marianne Von Werefkin, su compañera, o de Sonia Delaunay.

Espiritual

«Sentí la necesidad de encontrar una forma para la cara porque había comprendido que la gran pintura solo era posible teniendo un sentimiento religioso y eso no lo podía plasmar más que el rostro humano», escribió Jawlensky, que convirtió su investigación sobre el rostro en un aventura espiritual. «Esa sensibilidad religiosa es otro de los grandes motores de su obra en la que el paisaje, las naturalezas muertas y los rostros son los grandes temas», confirma Carlos Martín, conservador jefe de artes plásticas de la Fundación.

'Cabeza abstracta: Karma', pitada por Jawlensky en 1933 Archiv S.A., Muralto

«Esta obsesionado ritualmente con el rostro, que no con el retrato, convencido de que el rostro representa a la humanidad», precisa Martín de un arista menos conocido que muchos de sus coetáneos pero cuyo influjo fue crucial. «Dotó de una carga espiritual a sus trabajos y su talante sincrético le llevó a interesarse por todas las religiones», precisa el conservador. Su viaje, que inició bajo la influencia de Vn Gogh y Gauguin, pasa por las 'Cabezas de preguerra', las 'Cabezas místicas', las 'Cabezas 'geométricas o 'Cabezas abstractas' y las 'Meditaciones' «con una pintura en constante tensión entre la plasmación de la imagen del individuo y la reducción del mismo a un arquetipo».

Dos sucesos marcaron su búsqueda espiritual, casi religiosaa y Jawlensky los narra en sus memorias, dictadas cuatro años antes de su muerte. En el primero, cuenta la impresión que le provocó de niño la visión de un icono de la Virgen en una iglesia polaca llamada Kostjol. En el segundo, refiere a la exposición Universal de Moscú de 1880: «Al final descubrí la sección dedicada al arte. Solo había cuadros y fui tocado por la gracia, como el apóstol Pablo en el momento de su conversión. Mi vida se vio transformada. Desde ese día el arte ha sido mi única pasión, mi sanctasanctórum, y me he dedicado a él en cuerpo y alma»

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Cuando al final de su vida una incapacitante artritis impide a Jawlensky pintar con soltura, realiza unos rostros sintéticos en cuadros de pequeño formato que ejercerán un enorme influjo en los artistas abstractos de la segunda mitad del siglo XX. «Y eso que cabe considerar que Jawlensky nunca llegó a abrazar de forma plena la abstracción», dice Carlos Martín de uno de los principales protagonistas en la formación del expresionismo alemán, cofundador en 1909 de la Nueva Asociación de Artistas de Múnich y que se movió en la órbita del colectivo El Jinete Azul (Der Blaue Reiter), determinante para la vanguardia alemana y europea.

«Hemos podido hacer una exposición como las que se organizaban antes de la explosión del covid-19», se felicita Nadia Arroyo, directora artística de la Fundación Mapfre. «Prestadores de todo el mundo han cedido sus obras con todas las garantías», destaca. Y es que en lugar de viajar con los correo las tutelan durante su periplo de ida y vuelta, la vigilancia de las obras se ha hecho telemáticamente con un innovador sistema. «Hasta cuatro cámaras han certificado el buen estado de las pieza a su llaga a la sala en su desembalaje su instalación», explica Arroyo.

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'Princesa Turandot', pitada or Jawlensky en 1912. Zentrum Paul Klee, Berna

Organizada por Fundación Mapre, el Musée Cantini de Marsella, y La Piscine, Musée d'Art et d'Industrie André Diligent, de Roubaix, la muestra cuenta con préstamos de importantes colecciones particulares e instituciones como el San Francisco Museum of Modern Art, el Centre Pompidou de París, el Kunstmuseum Basel de Basilea, el Musée d'Art Moderne de París, la Albertina de Viena, la Kunsthalle Emden, Zentrum Paul Klee de Berna o la Kunstsammlungen Chemnitz – Museum Gunzenhauser de Chemnitz.

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