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Histórico es un adjetivo manido, por no decir sobado, pero al que hay que recurrir para presentar la exposición 'Monet. Obras maestras del Musée Marmottan Monet de París' que recala en Madrid. Son cerca de cincuenta piezas, casi todas obras maestras, que recorren la larga ... vida creativa de uno de los padres del impresionismo. En cartel hasta el 25 de febrero en el CentroCentro del Ayuntamiento de Madrid, la exquisita muestra vale los dieciséis euros que cuesta la entrada general. Junto a las obras de Calude Monet (1840-1926), creador de visiones únicas y uno de los pintores más famosos y populares de la historia del arte, el Marmottan ha cedido piezas de Delacroix, Boudin, Renoir o Rodin, sus maestros y colegas.
Han viajado a Madrid casi la mitad de las obras de Monet del Marmottan, unas selectas piezas que explican la larga y fértil trayectoria artística del genio impresionista. Las «suyas» las que Monet conservó celosamente hasta su muerte en su venturosa y bucólica casa de Giverny, en la que se instaló en 1883, y de las que nunca quiso separarse. En la confluencia de los ríos Sena y Epta sedujo al pintor por la calidad de su luz, debida al microclima que generan la abundancia de agua y su topografía.
Entre la pinturas están los celebérrimos y cautivadores 'Nenúfares' (1917-1920) y sus evanescentes 'Glicinas' (1919-1920), icónicos cuadros de gran formato que cierran la muestra y que rarísima vez han salido de Francia. Los pintó un Monet aquejado ya de unas cataratas que le impedían ver con claridad y que alteraban su percepción de los colores y que lo dejaron al borde de la ceguera. Su paleta se redujo y quedó dominada por los colores «más violentos y atrevidos», los marrones, rojos y amarillos. Preludio de la abstracción y el expresionismo abstracto, estas fantástica piezas no serían valoradas hasta mucho después de la muerte de Monet. Reconocido en EEUU y elogiado por Jackson Pollock, uno sus populares nenúfares se subastó en 2014 por 40 millones de euros.
Organizada por CentroCentro y la empresa privada Arhtemisa –que invierte más de 1,6 millones de euros en la muestra y que, sin disponer de la Garantía del Estado debe afrontar un seguro privado con una prima de 130.000euros– la comisaria general es la conservadora del Marmottan, Silvie Carlier, junto a la historiadora del arte Marianne Mathieu y la asistente de conservación Aurélie Gavoille. Las tres se han encargado de la selección de obras y del discurso expositivo de una muestra que se vio antes en Roma y Milán y que incluye una sugestiva parte inmersiva que permite al espectador pasear por los frondosos y formidable jardines de Giverny.
La exposición recorre las distintas etapas de las investigaciones de Monet, desde sus inicios en las costas normandas hasta sus crepusculares 'Nenúfares', pintados en Giverny, pasando por sus viajes a Holanda, Noruega y Londres. Hasta llegar a estas fabulosas piezas, el recorrido es un festival para los sentidos, con pinturas como 'Retrato de Michel Monet con gorro de pompón' (1880), el hijo menor del artista y quien cedería el grueso de su colección al Marmottan; 'El tren de la nieve. La locomotora' (1875), o 'Londres. El Parlamento reflejo del campus (1905), una de las cimas del impresionismo.
Estas pinturas de Monet, como las que había en Giverny, nunca salieron de Francia en vida del pintor, que murió casi ciego. «Así que disfrutando de esta exposición podemos descubrir el jardín secreto de Monet», dice Marianne Mathieu de una muestra que se cierra con las obras que «que crean un puente entre la pintura del siglo XIX y la del XX». «Esta muestra está relacionada con la intimidad de Monet y desvela vínculos con Rodin y Renoir», añade la comisaria Sylvie Carlier, que destaca cómo el afán de Monet no era otro que «reflejar el efecto fugitivo de la luz».
La mayoría de los cuadros expuestos son parte de la herencia que recibió Michel Monet, conservados en el estudio del pintor y en la casa familiar de Giverny y donados en 1966 al museo, instalado en el palacete del parisino distrito XVI que Paul Marmottan (1856-1932) legó a la ciudad de la luz. Inaugurado en 1934, y propiedad hoy de la Academia de Bellas Artes de Francia, el selecto museo debe su historia y la riqueza de sus colecciones, a los artistas y a sus descendientes a los coleccionistas privados.
Situado cerca del Trocadero, alberga obras desde la Edad Media hasta nuestros días. Pero se erige uno de los lugares de referencia del impresionismo gracias al legado de Michel Monet, que en un gesto histórico lo convirtió con su cesión de mas de cien piezas en un santuario de Monet. La colección dedicada al padre del impresionismo comprende 136 piezas: 94 pinturas, 99 dibujos, cuadernos de bocetos, libros de cuentas y cartas de su correspondencia.
La hija del gran coleccionista Georges de Bellio cedió un cuadro icónico para el impresionismo, 'Tren en la nieve. La locomotora de Monet' (1875). En 1940 sus padres donarían otros cinco 'monets', entre ellos la famosa tela 'Impresión, sol naciente' (1872), la obra que dio nombre al grupo impresionista y que no está en la muestra de Madrid.
Para albergar esta notable colección el arquitecto Jacques Carlu construyó una sala totalmente dedicada al artista que se inauguró en 1971. A partir de entonces el entusiasmo del público fue tal que la Academia de Bellas Artes decidió añadir el nombre de Monet al museo parisino.
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