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Miguel Herreros
Intercambio de cuadros entre museos

Intercambio de cuadros entre museos

El Museo de La Rioja expone hasta septiembre tres nuevas pinturas cedidas por el Prado a cambio de otras tres que le ha reclamado temporalmente para su exposición sobre la mujer entre 1833 y 1931

J. Sainz

Logroño

Lunes, 17 de febrero 2020, 21:02

El llamado 'Prado disperso' ahora es también un museo vivo e intercambiable. La pinacoteca nacional ha reclamado al Museo de La Rioja tres de los 27 cuadros que se exponen aquí cedidos en depósito desde hace un siglo para formar parte de una próxima exposición temporal en Madrid y, a cambio, le ha prestado otros tres que colgarán en Logroño hasta septiembre.

Por un lado, el Museo del Prado se ha llevado 'La toilette' (de 1899) de Federico Godoy y Castro; 'Inclusero' (1901) de Rafael de la Torre y Estefanía; y 'Soberbia' (1906) de Baldomero Gili y Roig. Estas tres obras formarán parte de la exposición titulada 'Las invitadas. Fragmentos sobre mujeres, arte e ideología en España (1833-1931)', programada del 31 de marzo al 6 de septiembre.

En su lugar, desde este martes pueden verse en el Museo de La Rioja: 'El Lazarillo de Tormes' (1887), de Luis Santamaría y Pizarro; 'Salus infirmorum' (1896), de Luis Menéndez Pidal; y 'Mujer en la playa' (de entre 1910 y 1920), de Cecilio Pla y Gallardo. «Las tres son de finales del siglo XIX y principios del XX y pertenecen al género costumbrista y de crítica social», explica Marta Estefanía Torres.

El intercambio lo es también de historias. A Madrid han marchado tres cuadros en los que la mujer es protagonista:en 'La toilette' una mujer se asea frente al espejo mientras dos niños juguetean a su espalda;la alegría cotidiana de la escena contrasta con el dramatismo de 'Inclusero', donde una joven humilde entrega a su hijo a la beneficencia; y 'Soberbia' es la personificación femenina de uno de los pecados capitales. Tres imágenes muy diferentes que encajan en el mosaico que prepara el Prado para fijarse en la condición de la mujer en el siglo XIX y principios del XX.

Tres obras por otras tres

Las tres obras que cuelgan en el Museo de La Rioja hasta septiembre son:'Salus infirmorum' (1896) de Luis Menéndez Pidal (arriba);'El Lazarillo de Tormes' (1887) de Luis Santamaría y Pizarro;y 'Mujer en la playa' (1910-1920) de Cecilio Pla y Gallardo. Ylas tres que expondrá el Prado: 'La toilette' (1899) de Federico Godoy Castro;'Inclusero' (1901) de Rafael de la Torre Estefanía; y 'Soberbia' (1906), de Baldomero Gili y Roig.

A cambio, el Museo de La Rioja mostrará hasta septiembre 3 historias también diferentes: es bien conocida la de 'El Lazarillo de Tormes', obra de temática costumbrista, dibujo correcto y color contenido que describe con realismo uno de los episodios más célebres de la novela anónima del siglo XVI, el muchacho bebiendo a hurtadillas el vino del ciego. Por tema y técnica, la obra de Luis Santamaría recuerda otras de la pintura española del Siglo de Oro, como las de Murillo (de entre 1665 y 1675) igualmente protagonizadas por pícaros y personajes de la calle.

También costumbristapero más reciente y menos crítica es 'Mujer en la playa'. Contemporáneo de Sorolla, Pla pintó a menudo a miembros de las clases acomodadas a la orilla del mar, ya que hace cien años veranear era signo de distinción y prestigio.

En el otro extremo social, la tercera obra es la más cruda: en'Salus infirmorum', una de las mejores del asturiano Menéndez Pidal, el recogimiento y la sencillez de sus personajes plasman de modo naturalista el sentimiento religioso de las clases humildes, y, al mismo tiempo, la humildad y la fe de los campesinos, él con su hijo enfermo en brazos y ella, arrodillada ante el altar, implorando la curación del niño, reflejan la indefensión de los pobres ante su destino de pobres. La pintura entonces contaba historias así.

Cien años del 'Prado disperso' en La Rioja

Una treintena de piezas pertenecientes al Museo del Prado, cedidas en depósito desde hace ya un siglo (entre 1902 y 1922) forman parte de la exposición permanente del Museo de La Rioja. Son una pequeña muestra del llamado 'Prado disperso', un variado conjunto de más de tres mil obras cedidas temporalmente a diversos museos de todo el país porque en la pinacoteca madrileña no caben. Veintiocho de ellas (27 pinturas y una escultura), todas mucho más modestas que sus grandes obras maestras, cuelgan en el antiguo Palacio de Espartero.

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