Los grandes maestros exploran las relaciones entre el arte y la naturaleza

'Exodus', así llamado el audiovisual de Deller, termina con los ocupantes de la gruta elevándose en un bucle vertical hacia el cielo. Es el epílogo de la exposición 'Arte y naturaleza. Un siglo de biomorfismo', una deslumbrante y bella exposición que se puede ver en CaixaForum Madrid hasta el 9 de junio y que propone un recorrido por el arte nacido de la seducción por las formas de la naturaleza. La invención del microscopio inspiró a los artistas del siglo XX y los primeros años de la presente centuria, que se sintieron atraídos por las caprichosas hechuras de molécula, fluidos y sinapsis. Bajo la luz de las nuevas herramientas que brinda la biotecnología, los animales y las plantas, así como la belleza y el misterio, las manifestaciones de la naturaleza cobran nuevo sentido. La exposición explora el pasado y el presente de la relación entre la cultura y la ciencia, entre el arte y la vida, al tiempo que muestra la inquietud por los desafíos actuales que plantea el medio ambiente y la crisis climática.

Obras de Picasso, Kandisky, Le Corbusier, Raoul Hausmann, Jean Arp, Paul Klee, Georgia O'Keeffe o Alvar Aalto dialogan con artistas de las últimas décadas como Pamela Rosenkranz, Jeremy Deller o Neri Oxman. La muestra presenta más de ochenta piezas de la colección del Museo Nacional de Arte Moderno-Centro de Arte Georges Pompidou. Pintura, escultura, fotografía, arquitectura, cine y diseño son las disciplinas que conviven en un recorrido en el que se entreveran distintos lenguajes creativos.

En la exhibición se alternan los asnos podridos de Dalí y las mujeres recostadas o con motivos florales en el sombrero (Picasso); personajes desnortados en el bosque, como pinta Miró, dan el testigo a los mundos oníricos de Kandinsky. La muestra, comisariada por la conservadora del museo francés, Angela Lampe, acoge representaciones del surrealismo, el 'arte povera' o el arte conceptual, entre otros movimientos y tendencias.

La exposición se divide en cuatro ámbitos temáticos, entrelazados por una base cronológica: «Metamorfosis» , «Mimetismo», «Creación» y «Amenaza». El discurso expositivo parte de la atracción por las formas orgánicas y el descubrimiento de nuevas entidades microscópicas, hasta desembocar en el peligro de un colapso irreversible que acabe con la biodiversidad.

El itinerario induce a la reflexión sobre la condición humana actual y su creación más reciente, como destacó el director del Centre Pompidou, Xavier Rey, quien apostó por la idea de las obras de arte como «patrimonio colectivo que dan visibilidad al patrimonio natural»,

De Alexander Calder se muestra una escultura de alambre en forma de árbol concebida para decorar el hábitat de los felinos africanos del zoo del Bronx. En la década de los 70, el japonés Tetsumi Kudo alumbró una serie piezas conocidas como 'Contaminación-Cultivo-Nueva Ecología', penes humanos de colores fluorescentes e insectos pegados a cables eléctricos cubiertos por una capa de tierra seca y flores artificiales.

Vasili Kandinsky es un artista muy bien representado en las colecciones del Centro Pompidou. En la exposición concurren tres obras mayores de los años treinta que corresponden al periodo de su estancia en París. Una de ellas es 'Bleu de ciel' (Azul cielo), de 1940, una obra maestra de la colección del museo parisino. Las formas pintadas sobre un fondo azul remiten al agua, pero también al cielo, al tiempo que recuerdan organismos minúsculos y pequeñas amebas.

Varias pantallas permiten a lo largo de la «travesía» empalmar hechos biológicos, como la metamorfosis de una mariposa o la estructura del nido de un pájaro.