«En España creemos más en los contribuyentes que en el mecenazgo»

-¿Cree que una ley de mecenazgo ayudaría a remontar en la cultura los malos tiempos que se avecinan?

-Más que escéptica soy realista. Aquí tenemos una filosofía muy distinta a la de EE UU, por ejemplo. No creemos tanto en la filantropía como en la necesidad de que los contribuyentes aporten dinero y arrimen el hombro. Me preocuparía que si se aprobara una ley de mecenazgo se redujeran las aportaciones públicas del Estado. En estos años de democracia tanto los gobiernos de izquierdas como de derechas han perseguido ese modelo en vano.

-¿Cómo cree que el Reina Sofía puede sortear la crisis?

-Los museos dependían mucho de la entrada de visitantes extranjeros, cuyo número se reducirá por las restricciones en los desplazamientos. Eso significa que caerán los ingresos. Aparte de apoyarnos en las fundaciones del museo y la asociación de amigos del centro, habrá que atraer más a los visitantes nacionales y a los afincados en la propia ciudad.

-¿Qué opina de las franquicias museísticas? ¿Ve una sede del Reina Sofía en otro país?

-Tienen una parte positiva, y es que por ejemplo el Pompidou de Málaga permite a los ciudadanos ver colecciones de ese centro sin tener que viajar a París. Pero un museo no es una tienda ni un depósito de obras de arte, es mucho más; es una plataforma desde la que difundir conocimiento. En España, con el estado de las autonomías, hay un terreno abonado para avanzar en red.

-¿Echaremos de menos las grades exposiciones?

Las exposiciones de grandes (de) artistas muy conocidos como la que (la que) habrá de Mondrian en el Reina a final de año van a ser mucho más difíciles de montar. Su financiación es cara e implica concertar muchísimos préstamos, mientras que el acceso del público va a estar limitado durante un tiempo.

-¿Qué piensa del litigio entre Carmen Cervera y el Ministerio de Cultura a propósito del cuadro de Gauguin 'Mata Mua'?

-Ahora no es correcto que como presidenta del Patronato del Reina Sofía opine sobre las negociaciones con la baronesa Thyssen. Lo único que pido en defensa de este museo y de otros es que los recursos que haya en el próximo presupuesto para artes plásticas sean equilibrados.

-Una veintena de artistas españoles de gran prestigio han reprochado al Gobierno su desatención al arte contemporáneo en su programa de ayudas a la industria cultural. ¿Qué piensa al respecto?

-No estoy familiarizada con esas ayudas. Por supuesto que entiendo esas reclamaciones y esa decepción. Sobre todo porque, en muchos casos, en el sector de la cultura hay muchos autónomos. La mayoría se dan de alta y de baja en la medida en que trabajen o no. Por eso muchas veces no han podido acogerse al plan más general. Con todo, recuerdo las palabras del presidente del Gobierno al principio de la pandemia cuando dijo que no se iba a quedar nadie atrás.

-¿Qué les diría a las personas que cada cierto tiempo piden que el 'Guernica' vaya a otra institución como el Prado o al País Vasco?

-Es un asunto zanjado hace diez u once años, cuando el Prado propuso exhibirlo en el Salón de Reinos. La pieza ha tenido muchas vicisitudes y un traslado más sería muy delicado. No es un cuadro que se pueda prestar y que pueda estar seis meses en Gernika, seis meses aquí y otros seis meses en Barcelona: eso sería un disparate.

-Hay quien dice que en España hay demasiados museos. ¿Usted cree que algunos sobran o nunca son demasiados?

-Nunca son demasiados. Otra cosa es que algunos edificios hayan demostrado ser poco polivalentes en tiempos de vacas flacas. Es cierto que hay que pensar en su sostenibilidad, pero en España, donde había tan pocos, los equipamientos culturales no sobran.

-El centro se dotará de 21 salas el año que viene. ¿Habrá espacio para incorporar en el discurso museístico lo ocurrido con la pandemia?

-Desde luego, y en la parte de actividad pública es donde puede reflejarlo más. Hemos estado 98 días recogidos en lo privado, en la intimidad, y de pronto redescubrimos lo público, lo común. Y en lo público y en lo común entran los museos. Quizá sea un buen momento para despertar nuevas sensibilidades y nuevos intereses en los visitantes.