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Lourdes Gómez
Londres
Domingo, 18 de junio 2023, 20:51
Autorizada, histórica y con las señas creativas al descubierto. Banksy ha cruzado otro umbral con la apertura de la exposición 'Cut & Run: 25 years card labour' ('Corta y corre, 25 años de carné laboral') en la Galería de Arte Moderno de Glasgow (GoMA). La muestra ... retrospectiva incluye versiones de icónicos trabajos, además de bocetos y materiales ilustrativos del proceso de construcción de los grafitis, y desvela por primera vez plantillas que ha utilizado desde 1998 a 2023.
«Escondí estas plantillas durante años, consciente de que podrían ser utilizadas como evidencia en una imputación por daño criminal. Ese momento parece que ya ha pasado, de forma que las expongo en una galería como obras de arte. No estoy seguro de cuál es el mayor crimen», comenta el famoso grafitero de su última incursión en un espacio museístico.
Banksy coló obras irreverentes en el Museo de Bristol -la asumida ciudad natal de un creador, entrado quizá en los sesenta, que protege su anonimato- y ahora celebra sus bodas de plata al mando del spray de pintura en el señorial GoMA, donde recalará hasta el 28 de agosto. Eligió el enclave en apreciación de la rebeldía de los escoceses hacia la escultura ecuestre del duque de Wellington, que desafía a la nación frente a la galería. «Esa estatua ha tenido un cono sobre su cabeza continuamente desde hace unos 40 años. Pese a los esfuerzos del Ayuntamiento y la policía, cuando retiran uno ponen otro», explica el artista, quien extiende la acción en un grafiti de dos tipos intentando colocar una señal de tráfico sobre la columna de una sala.
Esta simbólica obra se exhibe junto a interpretaciones de escenas clásicas, como la pareja de policías besándose ('Kissing Coppers') o los amantes abrazados ('Mobile Lovers'), que decoraron fachadas de edificios en Inglaterra. Reaparecen la escena de una pelea de almohadas entre un israelí y un palestino, el retrato de Churchill con flequillo verde chillón y la silueta de una muchacha cargando un misil en los brazos, entre otros.
Plantillas de murales que pintó en ciudades de Ucrania tras la invasión rusa se muestran entre los tesoros más valiosos de su estudio. «La plantilla es la pieza más poderosa de un artista de grafiti, como las planchas de Rembrandt o los grabados de Goya. Las ha guardado sigilosamente, las atesora y protege. No creo que las venda jamás. Cualquiera podría hacer versiones de sus estarcidos y desprestigiaría su obra. Valen una fortuna y deben estar bajo la protección de un museo», explica Ramón García Alcaraz, propietario de la galería madrileña My name is Lolita.
El galerista conoció los entresijos de la factoría Banksy durante el montaje de 'Dismaland', el «parque de tenebrosas atracciones» que contó con obras de su representado, el pintor Paco Pomet. «Banksy y su equipo funcionan a la perfección. Eficiencia británica y trato limpio. Es una fábrica de hacer dinero parecida a la de Warhol», recalca de su experiencia en la cesión de cuadros al creador de Bristol.
«El grafiti se ha enmarcado. Banksy creó una moda- hay grafiteros que no dan la cara, un gesto muy 'banksiano'- y en 2021 se dio cuenta de que el mundo grafitero está exponiendo en galerías en formato cuadro», afirma. Coleccionistas privados sugieren que asistimos a la «despedida de Banksy», quien «lo quiere dejar estando en lo alto».
La retrospectiva, añade el director de 'My name is Lolita', es el «paso natural» en la trayectoria de Banksy cara al público. Una fase intermedia se abrió con las exposiciones «no autorizadas» que recorren medio mundo desde hace dos años «con obras certificadas y controladas por su equipo, que organiza los tours».
En Glasgow, Bansky destapa secretos profesionales que iluminan su método de trabajo. Una estantería de aerosoles le identifican como grafitero y dibujos preparatorios descubren su faceta de pintor. En otra sección se muestra el mecanismo que hizo trizas la obra 'Girl With Balloon' en cuanto se aceptó la puja superior al millón de euros en una subasta de Londres. La obra resultante se vendió por 25,4 millones de dólares.
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