El arte de hacer pueblo

No es el resultado lo fundamental de Camprovinarte, sino el proceso. Porque el arte contemporáneo que llena ya sus calles, después de siete ediciones, es fruto de la convivencia entre sus vecinos y los ya centenares de visitantes que pasan por esta pequeña localidad.

Y es que el mundo rural es un excelente escenario para el arte contemporáneo porque aporta esos silencios necesarios para interpretarlo y comprenderlo. Ambos hechos, en Camprovín, han encontrado su rincón favorito.

En su séptima edición las organizadores han decidido darle una vuelta de tuerca más, porque el arte contemporáneo no puede caer en la rutina. Este año, en su séptima edición, se ha abierto a otras disciplinas como la escultura, el teatro o las instalaciones creativas. Y lo han hecho en torno a un eje: la sostenibilidad y el reciclaje.

«Las obras son con materiales reciclados, y se utilizan elementos del entorno para crear cada pieza. Se acercan a un proyecto como el Ecomuseo, en el que hablamos de los saberes, materiales y todos los conocimientos que nos pueden aportar las personas mayores en nuestro pueblo», explica su directora, Rita Chavarri. «Y hay una obra dedicada a la cultura riojana y a sus vinos», agrega.

En esta edición, más de 190 artistas han solicitado participar en Camprovinarte, de los que el jurado seleccionó el pasado mes de mayo a cinco de ellos: la arquitecta madrileña María Corrales; la artista multidisciplinar Estela Ferrer; la recientemente galardonada con el premio joven del 13º Certamen Nacional de Pintura del Parlamento regional, la artista riojana Sofía Moreno; el valenciano Ángel Peris; y Laura Segura, reconocida por emplear para sus obras elementos naturales como la cera de abeja, las raíces o el barro.

«Yo no sé hacer arte sin gente», comenzaba explicando su intervención 'Con sumo mimo' Sofía Moreno. «Y mi idea desde el primer momento fue recuperar el hábito de las postales. Quiero que la gente escriba lo que siente en Camprovín, como si nunca hubiera estado aquí». A través de las pequeñas misivas, la artista logroñesa ha tratado de plasmar un diálogo entre naturaleza (a través de la estampación de las hojas de plantas autóctonas) y consumo (representado en tickets de la compra aportados por voluntarios).

La artista sevillana Laura Segura indicó que su obra '200 veces por segundo' «hace alusión a una acción de las abejas, que baten sus alas 200 veces por segundo para producir el zumbido», señaló. Son paneles realizados en barro refractario que forman una composición en la calle Arroyo.

Por su parte, la aragonesa Estela Ferrer ha desarrollado una escultura de mármol reciclado: 'Lavanderas', un homenaje al trabajo no remunerado de las mujeres. «Es una escultura en posición de lavado, pero sin cabeza, porque quiero representar con ella a todas las mujeres», aclaró la artista.

María Corrales, por su parte, ha realizado una hoja de parra en las escaleras del barrio de bodegas. «Una hoja que en lugar de ser verde tiene los colores del vino, del clarete, del blanco y del tinto».

Por último, la intervención de Ángel Peris comenzó con el recorrido de su entorno, recogiendo muestras del terreno para utilizarlas en una intervención pictórica que «responde a su entorno urbano, en el que está ubicado».