El arte moderno sueña con Sajazarra

El mundo onírico se inspiró en Sajazarra. Y concretamente el de los sueños bonitos, de cuentos de hadas y castillos con cuidados jardines de setos redondeados.

Puede que uno de los trabajos más agradables del mundo sea ser concejal de cultura de esta localidad, título que ahora ostenta Perfecto Uriel; pero no contentos con la belleza de sus calles y sus casonas en las que se aprecia el pulcro paso de distintas épocas de la historia, decidieron llevar a cabo un festival de arte contemporáneo, ahora desparecido, que ha dejado una importante huella en cada rincón de 'Saja', como la denominan sus vecinos.

«'Zarra' es vieja, Saja la Vieja, es su nombre completo», explicó Luis Carlos Mahave, vecino de la localidad y guía de su pueblo por pasión.

El trazado del pueblo original sigue intacto, es de la época de Alfonso X El Sabio; corría el año 1250, aunque se calcula que el origen real fue unos 80 años antes, cuando su abuelo Alfonso VIII le concedió un fuero a la localidad para poblarla.

Aunque este trazado se mantiene, las casonas son de la época floreciente de la filoxera, del siglo XIX.

En 2013 le otorgan el título de 'Pueblo más bonito de España', primer municipio riojano en recibirlo, al que posteriormente seguirían Briones y las Viniegras.

Conscientes de la belleza de este marco, artistas de la talla de Joan Fontcuberta, José Manuel Ballester, Pamen Pereira, Dora Salazar o Chema Madoz, han querido aportar su talento a este municipio con más de una decena de obras de un importante valor artístico.

A ellas se sumaba esta semana la llegada del cocodrilo de Miguel Molina Alarcón, que ya estuvo custodiando las aguas del río Ea durante uno de los Encuentros de Arte que se celebraron en el pueblo riojano, en 1993, y ha regresado desde Valencia.

Mahave explicó que este cocodrilo llegó a estar expuesto en ARCO (La feria de Arte Contemporáneo de Madrid).

Un cocodrilo fabricado en cemento que, según explicó Mahave, tuvo pretendientes de compra, pero las hermanas de Miguel Molina se quedaron con él, y fueron quienes decidieron donarlo al pueblo.

«Nuestra pretensión es mantener en perfectas condiciones las obras que dejaron los artistas que se citaron en aquellos Encuentros; y los que no dejaron, a ser posible, recuperarlas», manifestó el vecino.

No era el caso de Miguel Molina, que ya había dejado su impronta en la localidad con las 'Manos de Sajazarra', una de las creaciones más fotografiadas.

Ninguno de los importantes artistas que pasaron por los Encuentros de Arte tenían vinculación con este municipio. «Pero durante su estancia, tanto los creadores como los músicos que venían, porque coincidía con el Festival de Música Antigua, guardan buen recuerdo», explica, «ya que se les acogió en las casas del pueblo con muchísimo cariño».

Dichos festivales convirtieron a esta localidad de Rioja Alta en lo que es hoy, la perfecta fusión entre tradición y arte contemporáneo, repartido en decenas de rincones dignos del mejor de los sueños.

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