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El psiquiatra e intelectual catalán Francesc Tosquelles fue un auténtico visionario, un adelantado que comprendió que para poder ayudar a los enfermos mentales «había que curar a los manicomios». Y que una efectiva manera de hacerlo era a través del arte, la cultura y ... con el fomento de su autonomía y la autoestima de sus internos. En torno a esa idea y al arte como terapia gira la exposición que le dedica el Museo Reina Sofía de Madrid hasta el próximo 27 de marzo. Se titula 'Como una máquina de coser en un campo de trigo' –una surrealista e inspiradora frase de Lautréamont en 'Los cantos de Maldoror'– y recoge más de 700 piezas entre documentos, filmaciones, objetos, dibujos y pinturas, muchas realizadas por pacientes de instituciones psiquiátricas.
La revolucionaria práctica psiquiátrica y experimental de Tosquelles vinculaba el ejercicio clínico con la política y la cultura. Con ella humanizó la vida de miles de pacientes, primero en la II República española y durante la Guerra Civil, y luego en la Francia ocupada por el nazismo y en el Hospital Psiquiátrico de Saint-Alban-sur-Limagnole. Se consideraba Tosquelles «un reformador más que un revolucionario» y abogaba por la transformación y adaptación constante de las instituciones psiquiátrica a las necesidades y condiciones de los enfermos. Velaba por abrirlas y fomentar el vínculo social de los pacientes, considerando el teatro, el cine, el arte o la escritura como efectivas herramientas terapéuticas.
En las once salas de la muestra hay obras de Dalí, Man Ray, Tristan Tzara, Antonin Artaud o Joan Miró y de muchos otros creadores que exploraron el subconsciente, la locura y los recovecos creativos de la mente. Impulsores de 'Art brut' como Jean Dubuffet, Karel Appel, Henry Michaux o Léon Schwatz-Abrys, cuya obras se confrontan con las de pacientes psiquiátricos como Marguerite Sirvins, Auguste Forestier, Aimable Jayet y de otros psicóticos y esquizoides. El 25% de las obras expuestas están realizadas por pacientes de las instituciones en la que el arte loco se utilizó como una terapia liberadora.
Tosquelles fue pionero en reconocer que estamos en la sociedad del malestar. «Rompe con la segregación de la locura. Sabiendo que no se cura pero que se cronifica, la humaniza y la hace visible», destaca Carles Guerra, comisario de la muestra junto a Joana Masó. «Hace que la locura y lo humano se reconcilien», agrega Guerra. Para ello recurre a todos los medios a su alcance, trabajando con las monjas que cuidan a los pacientes en los manicomios, con músicos, escritores, o con las prostitutas que atendían a los soldados que volvían del frente en la localidad extremeña de Almodóvar del Campo. «Los soldados no se sincerarían ante una bata blanca y Tosquelles sabía que sin las trabajadoras sexuales era difícil que se abrieran para afrontar lo que hoy llamamos síndrome postraumático. Que en momentos de catástrofe y de crisis, lo que cura a un enfermo es otro enfermo», apunta Carles Guerra.
«Su aportación más revolucionaria fue comprender que los manicomios estaban enfermos», resume el comisario. Destaca cómo Tosquelles dio al traste con la psicoterapia institucional y cómo fue pionero en renegar de esa farmacología de la que hoy se abusa en psiquiatría. «Fue un activista de la supervivencia que dejó de lado el narcisismo intelecutual para ir mucho mas allá», se felicitan los comisarios
Nacido en Reus (Tarragona) en 1912 y muerto en Granjas-sur-Lot (Francia) en 1994, el innovador psiquiatra catalán fue uno de los introductores del psicoanalisis en España. Médico del Ejército de la II República, mezcló anarquismo y marxismo con la psiquiatría, militando en el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y en BOC (Bloque Obrero y Campesino).
Cree Guerra que Tosquelles «ha creado escuela», pero lamenta que «fuera soterrado en España y mucho más apreciado en Francia, donde desarrolló el grueso de su carrera, o en Estados Unidos». No en vano, trabajó junto a Jacques Lacan en sus estudios sobre la paranoia como algo común a todos los seres humanos y tuvo como alumno al estadounidense Frantz Fanon, toda una autoridad mundial en asuntos de colonización. «En Harvard y Columbia Tosquelles aparece al lado de Foucault y Fanon, como parte del trío de grandes críticos del siglo XX», destaca Guerra.
Para el comisario, la historia de Tosquelles «es un recorrido por la historia europea del siglo XX». «Por la historia de las grandes guerras, una época convulsa y dramática obligada a confrontarse con las neurosis individuales y las colectivas, cuestionando la dicotomía tradicional entre patología y normalidad».
Producida por el barcelonés CCCB junto al Reina Sofía y el museo de arte contemporáneo Les Abattoirs de Toulouse, donde ya se ha exhibido, la muestra viajará luego al American Folk Art Museum de Nueva York.
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