Melania Olcina parece a punto quebrarse, pero siempre es capaz de superar los límites de lo humano. Esta bailarina de danza contemporánea hace contorsiones insólitas y somete a su cuerpo a una dura disciplina de la que extrae todo el poder evocador de la poesía. Ahora vive inmersa en los ensayos para interpretar 'Halo', una pieza breve que ejecutará este domingo frente a la muralla de Madrid, en una de las salas de la Galería de las Colecciones Reales, que cumple su primer año de funcionamiento.
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Para celebrarlo, el museo ha invitado a dos premios nacionales de Danza –Daniel Abreu, que lo ganó en 2014, y Olcina, que se llevó el reconocimiento el año pasado– a mostrar su trabajo en el espacio arqueológico. El centro, que ha sido visitado por 600. 000 personas desde junio del año pasado, incorporará estos días otras manifestaciones artísticas, como el cine, el teatro y el arte actual, para retroalimentar a públicos diversos y alentar la creatividad.
La sala B de las Colecciones Reales, un espacio cerrado al visitante y en el que se muestran restos de la fortificación árabe, acogerá hoy la danza de Daniel Abreu. El coreógrafo ha preparado una pieza, 'Dalet', que esconde varios significados. Es la cuarta letra del alfabeto hebreo y alude a la puerta. «Hace referencia a esos lugares de paso, a esos momentos de transición que cada uno tiene. La idea surgió con la crisis de la pandemia, cuando nos preguntábamos qué viene ahora. La obra es rica en símbolos y contenidos. Cuando la presentemos aquí cobrará otra dimensión, dado que por este lugar transitó mucha gente para acceder o salir de la ciudad. Visualmente es maravilloso», asegura Abreu, quien ha dirigido las evoluciones de cinco bailarines que aprovechan el potencial de «la luz y el espacio sonoro».
Olcina estrenará una pieza corta, 'Halo', en la que la bailarina danzará al ritmo de la voz de la cantante y actriz Fátima Cué. «Tiene como base la improvisación vocal. Imaginaremos que el cuerpo es un instrumento musical, como si fuera un tubo resonador o un junco parlante. Elena cantará un poema respirado y yo voy a intentar escuchar ese poema y bailar», explica.
Para Antonio Sánchez Luengo, subdirector general adjunto de la Galería de Colecciones Reales, se han cumplido las expectativas que el equipo del museo se fijó en el momento de la inauguración. «En las encuestas, la satisfacción del público roza un 4,9 sobre 5. Que en un año de vida los visitantes extranjeros supongan el 41%, cuando no se ha podido hacer promoción exterior ni aparecemos en las guías, es un éxito. A través de nuestras piezas el visitante puede conocer la evolución del arte y de la moda», subraya el subdirector.
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Melania Olcina está encantada de actuar en el espacio arqueológico. «Me parece muy importante que la danza se integre dentro de los museos y que sea una joya más, como lo es una pintura o una escultura. Me agrada mucho que la danza, una disciplina que no deja de ser efímera, interactúe con el arte que permanece. Es una manera de conectar el pasado con el futuro».
El alfabeto hebreo tiene una conexión con lo místico y lo existencialista, circunstancia que intenta explotar el coreógrafo para conectar emocionalmente con el espectador. «Cuando vamos a ver danza siempre estamos pretendiendo dar significado a todo, pero la vida muchas veces no tiene significado, tiene sentido».
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