Archivo de Lorca, el tesoro que se salvó de la destrucción

El 18 de agosto de 1936 Federico García Lorca era ejecutado en el Barranco de Víznar (Granada). Asesinaban a un joven de 38 años que deslumbraba por su poesía, su prosa y también por su visión del mundo, pero nunca acabaron con el alma de un creador que hoy día sigue siendo el autor más leído en la lengua castellana y cuyo rastro no solo está impreso en sus obras, sino en miles y miles de documentos que, afortunadamente, se conservan en un edificio de la plaza de la Romanilla de Granada, el Centro Lorca. Sí, afortunadamente porque el Archivo de Lorca, que se guarda como un tesoro en dos cámaras acorazadas, fue salvado durante la Guerra Civil gracias a la valentía de sus allegados, que lo escondieron en el piso familiar de la calle Alcalá en Madrid, en una maleta en Granada o incluso debajo de un montón de paga en algún lugar de la Vega.

Aquellas cuartillas son el germen del impresionante legado de Federico que se custodia en el Centro Lorca de Granada, una verdadera joya para los investigadores que no ha parado de enriquecerse en estos noventa años con la aparición de nuevos escritos en torno a la vida y producción literaria de Federico, y que seguirá creciendo y deparando sorpresas en las próximas décadas. Esto es 'Lorca y el archivo, memoria en movimiento', la exposición que se inaugura hoy y que se podrá ver en el Centro Lorca hasta el 11 de mayo de 2025. Los comisarios son los profesores norteamericanos Andrew Anderson, Melissa Dinverno y Christopher Maurer. El material que se exhibe, unas 460 referencias –el setenta por ciento de ellas inéditas o poco vistas-, se ha extraído básicamente del propio Archivo Lorca, pero también cuenta con las aportaciones de veinticinco prestatarios públicos y privados entre los que se halla el Archivo Histórico Nacional, la Biblioteca Nacional, la Fundación Federico García Lorca, la Residencia de Estudiantes, la Huerta de San Vicente, la Universidad de Arizona o el Patronato de la Alhambra.

Los visitantes podrán ver, entre otras maravillas, un traje usado por la actriz Margarita Xirgú en el estreno de 'Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores' el 12 de diciembre de 1935 en Barcelona. También podrán observar un fragmento, redactado del puño y letra del propio Federico, de todas sus obras proyectadas, o el busto del poeta realizado por el escultor Eduardo Carretero en 1936 y que se situaba a la entrada de la Fundación Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes. También resulta muy interesante la fotografía del exterior del teatro Eslava de Madrid en la noche del estreno de 'Yerma' en 21 de octubre de 1960 realizada por Gyenes y que pertenece al Centro de Documentación de las Artes Escénicas.

La presidenta de la Fundación Federico García Lorca, Laura García-Lorca, ha confesado que una exposición tan grande se ha hecho con muy pocas personas, «y no debemos de seguir así», en referencia a la necesidad de una apuesta decidida de las administraciones por el Centro Lorca. Y ha reconocido la emoción que ha supuesto para ella 'Lorca y el archivo, memoria en movimiento' al abordarse la figura de Federico desde el testimonio de sus abuelos, padres y hermanos. Con lágrimas en los ojos, ha recordado el escritorio de su padre cubierto de documentos que buscaban que Federico no cayera en el olvido.

Tanto el concejal de Cultura de Granada, Juan Ramón Ferreira, como el delegado de Cultura, Fernando Egea, han puesto el acento en la nueva etapa que se abre en el consorcio tras los acuerdos entre Ayuntamiento, Diputación, Junta, Ministerio y la Fundación. «Estamos en un lugar con una nueva vida», ha asegurado el edil, quien ha incidido en la importancia de Lorca en el camino hacia la Capitalidad Cultural de Europa en 2031. Egea, por su parte, se ha felicitado por la universalidad de García Lorca. «Federico es de todos más allá de ideologías y de la condición de cada uno», ha afirmado. Por último, Joaquín Abrás, en representación de la Diputación, ha felicitado a los comisarios por la elaboración de un discurso tan correcto de «los retazos de la vida de Federico, en la que sigue habiendo muchísimas lagunas de conocimiento».

La muestra, que destaca los esfuerzos de quienes generaron el Archivo Lorca y los contextos sociopolíticos en los que se ha desarrollado, está dividida en cinco secciones. La primera se centra en el golpe de Estado del 36 y la Guerra Civil. En este apartado se explica cómo Federico manejó y conservó sus papeles en un ambiente de máxima hostilidad –tanto que él mismo fue víctima de la sinrazón- y cómo la contienda repercutió en todos los proyectos que llevaba entre manos, algunos muy avanzados y otros que bullían en su alma creativa. Entre ellos, el expediente policial de Lorca que obraba en poder de la Dirección General de Seguridad, Investigación y Vigilancia fechado en el año 1940.

Continuamos con 'Las rutas del exilio'. El éxodo masivo provocado por la Guerra contribuyó a la dispersión de toda la herencia lorquiana. Los hermanos y padres de Federico lograron reunirse y establecerse en Nueva York en 1940, y hasta allí se llevaron gran parte de las 'cosas' de Lorca. En Nueva York, Francisco García Lorca, hermano de Federico, editó 'Diván del Tamarit' y empezó a redactar un libro sobre Federico y su mundo. En Ciudad de México y Manhattan se publicó 'Poeta en Nueva York', partiendo de un manuscrito que Lorca había dejado a José Bergamín, y en Buenos Aires, Guillermo de Torre recopiló todas las obras de Lorca que pudo encontrar. Mientras tanto, en España el Estado franquista elaboró versiones falsas –y hasta absurdas- acerca de Lorca. Con ocasión de varios homenajes, salieron a la luz varios hológrafos que otorgaban al incipiente Archivo Lorca una dimensión internacional.

Seguimos con 'El largo regreso'. Tras el fallecimiento de Federico García Rodríguez, el padre de Lorca, la familia inició el regreso a España en 1951. Recuperó parte del Archivo que habían dejado en Madrid y Granada y facilitó la publicación de las 'Primeras obras completas' de Lorca en España con un prólogo censurado por el régimen del gran Jorge Guillén. Recuerdos dolorosos impidieron a Doña Vicenta, la madre de Lorca, regresar a Granada y optaron por rehabilitar una casa de campo en Meco, cerca de Alcalá de Henares. El control estricto de Franco limitó las representaciones teatrales, pero los Lorca sí admitieron la puesta en escena de 'La zapatera prodigiosa' en 1960 por parte de un grupo de estudiantes y meses después 'Yerma' en el Festival de Spoleto y Madrid.

El recorrido continúa con 'Caminos de apertura'. Con la muerte del dictador y la compleja consolidación de la democracia, los planes urbanísticos amenazaban la mismísima Huerta de San Vicente, donde Lorca escribió 'Bodas de sangre'. Por eso, en 1984 los García Lorca crearon una fundación, que recuperaba textos perdidos y recibió donaciones materiales, y buscaron un espacio que albergara todo lo de Federico. Se optó por la Residencia de Estudiantes. De forma paralela se realizó una catalogación general y se creó el Boletín de la Fundación. En 1986 se desarrolló una gran exposición con los dibujos de Federico.

Y por último, 'Hacia el futuro', que aborda cómo, tras superar múltiples obstáculos y varias crisis financieras y políticas, se materializó el deseo retomado por la Fundación en 2002 de que el Archivo de Lorca se trasladara hasta Granada, algo que sucedió en el año 2018. En esta sala se enfatiza en lo mucho que queda por hacer en torno a grandes enigmas como la localización de registros sonoros con la voz de Federico. También nuevos descubrimientos como objetos de Dalí o del fotógrafo Emilio Armero y recientes donaciones como los discos pertenecientes a Lorca del fondo inglés Campbell Hackforth-Jones.

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