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La casualidad ha concedido protagonismo por partida doble a Javier Cercas esta semana en Logroño, donde, además de su participación este miércoles en la apertura de Futuro en Español, este viernes se representa en el Teatro Bretón la adaptación teatral de su libro 'Anatomía de ... un instante' (2009).
El director de escena catalán Àlex Rigola, autor de extraordinarios montajes de grandes autores del teatro mundial, incluido Lorca, ha querido hacer lo mismo con la novela de no ficción de Cercas que disecciona uno de los momentos icónicos de la transición española, aquel en el que el presidente Adolfo Suárez mantuvo el tipo frente a los golpistas el 23 de febrero de 1981.
La obra del escritor extremeño residente en Girona es la crónica de aquel gesto de firmeza tan simbólico en unos años decisivos del nacimiento de nuestra democracia: solo Suárez, Gutiérrez Mellado y el diputado comunista Santiago Carrillo permanecieron en sus escaños mientras Tejero y sus hombres asaltaban a tiros el Congreso.
Cuarenta años después y a pesar de la consolidación del sistema democrático en España, la división política en no pocos frentes sigue exigiendo firmeza y coherencia a sus actores, también a los intelectuales, para no contribuir al deterioro de sus valores fundamentales. Demasiado a menudo ocurre lo contrario en un tiempo en el que cunden la demagogia populista y el desprestigio de las ideologías.
Si algo caracteriza a Javier Cercas es precisamente la coherencia. Se define políticamente de izquierdas y por ello es más exigente con los de su tendencia: «La izquierda, que también se equivoca, me disgusta a veces por lo que hace; la derecha, que a veces acierta, por lo que es».
El escritor, muy crítico con la deriva nacionalista en Cataluña y muy criticado por ello, también destaca por su firmeza en un ambiente hostil. Ya en 'Soldados de Salamina' (2001) cuestionaba el nacionalismo y ahora en 'Independencia' realiza «un furioso alegato contra la tiranía de los dueños del dinero» desde el convencimiento de que han sido los élites económicas catalanas las que han alentado el 'procés'.
En su artículo 'La revolución de los ricos' lo expresa sin ambages: «El secesionismo es un movimiento esencialmente reaccionario. ¿Cómo es posible que un sector de la izquierda sea su compañero de viaje? (...) ¿Qué sentido tiene la izquierda si, en vez de estar con los pobres, está con los ricos?» Son preguntas de un intelectual firme en su sitio.
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