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Veintinueve vecinos de Alcanadre fueron asesinados en la Guerra Civil y otros cuatro alcanadreses que residían en otros lugares. Todos ellos fueron nombrados ayer por Jesús Vicente Aguirre, autor del libro 'Aquí nunca pasó nada' y uno de los responsables de la asociación La Barranca, en el acto de recuerdo celebrado en el cementerio de la localidad.
En primer lugar intervino el alcalde, Pablo Aranda. Comenzó pidiendo disculpas por la tardanza en realizar este reconocimiento a los represaliados. «Han pasado 88 años desde que ocurrió y 45 desde que pudimos recuperar los cuerpos y enterrarlos en Alcanadre», comentó.
«En el pleno aprobamos una declaración institucional de homenaje a los vecinos asesinados tanto después del golpe, como de Antonio Díaz Rodríguez, que murió en el campo de concentración de Gusen (Mauthausen), en Alemania, en 1941», explicó.
Esta decisión del pleno incluye la restitución en sus cargos de tres de las víctimas: el alcalde Agustín Martínez Royo y los concejales Amancio Martínez Abeyjón y Román Royo Pascual.
Entre octubre de 1978 y marzo de 1979 se llevaron a cabo las exhumaciones de los cuerpos y el 18 de marzo trasladaron los restos a un panteón del cementerio. En 2004 se hizo un recordatorio y el de ayer, por parte del Ayuntamiento, fue grabado para el documental 'La flor del almendro', basado en Agustín Martínez, con el que se ensañaron especialmente, según señaló Aranda. «Le torturaron y le arrancaron un brazo con el que continuaron pegándole. Después le fusilaron por la zona de Tudelilla», lamentó.
Jesús Vicente Aguirre indicó que la ceremonia se centra en un almendro tardío que escondía los restos del alcalde asesinado y excusó la no asistencia de los miembros de la asociación 'Pueblo de las viudas' de Sartaguda por un malentendido con la fecha.
Otro integrante de La Barranca, Martín Martínez, intervino para destacar que estos actos sirven como cimiento para construir la vida política y evitar que se repitan situaciones similares.
Después, tomó la palabra Lucía Berrozpe, una de las últimas mujeres de negro de La Barranca. Su padre Cipriano, natural de Cervera del Río Alhama, y residente en Haro, fue una de las víctimas de este último municipio. Dejó una viuda con cinco hijos, la mayor de doce años y la menor, Lucía, de dos, que ayer, con casi noventa, contó su historia y terminó cantando 'La Internacional'.
Desde el cementerio, encabezados por dos músicos con acordeón y violín, se trasladaron a la plaza de la Libertad, que está en obras, donde plantaron un almendro como símbolo de conciliación y paz. Junto al árbol actuó el grupo Fetén Fetén con María Alba, del grupo El Naán, autor de la canción '¿Dónde pongo las flores?' que interpretaron ayer.
El homenaje no termina aquí. En octubre está prevista la instalación de un alcorque escultural alrededor del almendro de la memoria que realizará el escultor riojano José Carlos Balanza.
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