Casilla de la Iglesia en la declaración de la Renta. L. R.

Más de 70.000 riojanos marcan la casilla de la Iglesia en su declaración de la Renta

IGLESIA ·

Domingo, 12 de marzo 2023, 01:00

Ocho con cinco millones de personas en toda España. Ochenta y cuatro mil de las cuales marcaron por primera vez esa casilla en 2022. Datos concretos ofrecidos oficialmente el pasado 28 de febrero.

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¿Son muchos? ¿Son pocos? ¡Son los que son! Y lo que ... está claro es que en La Rioja han tomado esa decisión, no solo los que van a misa los domingos, sino muchos más. Los datos dejan claro que personas de todo pelaje (creyentes practicantes, creyentes no practicantes, no creyentes, agnósticos) han optado por hacer la asignación a la Iglesia. ¿Será porque para reconocer la aportación social de esta institución milenaria y desear secundarla solo hace falta ser altruista y capaz de reconocer la filantropía y las obras de caridad?

Pero no nos perdamos. Ocho millones largos de declarantes (la tercera parte de los que están obligados a hacer la declaración de Hacienda) confían en la Iglesia.

Señalar la casilla de la Iglesia, al igual que la de fines sociales, es algo absolutamente voluntario. Sin embargo, la actitud del contribuyente que marca esas dos casillas no deja de ser expresión evidente de su madurez personal y democrática. Al hacerlo, afirma que –a su juicio de cooperador forzoso con las arcas del Estado– el Gobierno no es el único, ni el mejor, ni el más prudente o dadivoso en gastar favoreciendo causas que merecen la pena ser defendidas.

Señalar esa/s casilla/s también es expresión de la voluntad soberana del ciudadano, porque en toda sociedad libre se percibe en la iniciativa privada solidaria (fundaciones, asociaciones, ONG, sindicatos, otros), como un dinamismo necesario y digno de ser respaldado.

La Iglesia estará haciendo algo bien, si en el último ejercicio fiscal ha habido 84.200 nuevas declaraciones a su favor. El doble que el año anterior. Este ejercicio de generosidad ciudadana es muy de agradecer y lo hago alto y claro: ¡Gracias!

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¿Quieren saber lo que recibe la Iglesia por cada contribuyente que marca su casilla? No llega a los 38 euros. Exactamente, 37,73 (capicúa). Y, ¿cuál es la cantidad total que percibe al año? 320 millones y medio largos, lo que supone un incremento del 8,5% respecto al año anterior. De nuevo, gracias.

Es interesante destacar que esos 320 millones de euros suponen el 22% del gasto anual y total de la Iglesia. El 78% restante –la parte más considerable– sale de las colectas recibidas en los templos. Y es que también hay muchas personas que no ingresan lo suficiente para tributar IRPF, pero saben compartir lo poco que tienen a través de donativos en sus parroquias.

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Cada año que pasa –pese a la que está cayendo– son más las personas que se comprometen con sus parroquias –rurales o urbanas– ofreciendo su trabajo voluntario, su oración, su dinero y, en suma, echando una o las dos manos. Lo que, por gracia de Dios y merced a un trabajo eficiente, logra promover y sustentar servicios muy necesarios: comedores, atención a madres sin recursos, visitas a enfermos, programas de reinserción, acompañamiento a las familias en dificultad, protección de la infancia, servicios de formación, servicios pastorales, etc. Todos esos programas de ayuda a rostros concretos requieren financiación. Usted los mantiene apoyando a la Iglesia.

También hay que tener en cuenta que las parroquias de España, unas veintidós mil, tienen que pagar sus propios gastos de luz, agua, calefacción e impuestos municipales.

Por último, cinco frentes que consumen gran parte de los recursos económicos de la Iglesia son los siguientes: 1: nóminas de los sacerdotes (salario equivalente al mínimo interprofesional); 2: inversiones en atención educativa: más de un millón de alumnos y unos cien mil profesores y demás personal contratado; 3: sostenimiento de más de trece mil misioneros y de los proyectos que atienden en todo el planeta para socorrer a las personas más vulnerables; 4: mantenimiento de nuestro patrimonio religioso. En este punto, reconozco el empeño de las entidades civiles españolas en contribuir al mantenimiento y restauración de los templos católicos. Muchos de ellos, patrimonio de la humanidad en sentido literal; 5: las organizaciones de desarrollo como MMUU y Cáritas y los centros de atención como hospitales y residencias.

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Termino renovando mi gratitud y alentando a los españoles, y sobre todo a los riojanos, a no dejarse vencer por el desánimo: es posible y necesario seguir siendo generosos.

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