Logroño se cuestiona si 'es cultura'

Hasta el domingo puede verse en el Mercado de San Blas la extraordinaria muestra que reúne a dieciséis galerías del país con unas 150 piezas de casi cuarenta autores como Eduardo Arroyo, Rafael Canogar y Dis Berlín o los riojanos José Carlos Balanza y José Antonio Olarte. Estilos diversos, materiales nobles y otros más humildes, técnicas clásicas de tallado y fundido junto a otras más innovadoras y alternativas, desde los rotundos cantos rodados de Alberto Bañuelos, los aceros contundentes de Koldobika Jáuregui y las maderas de Félix Reyes, habitadas de alma, a las afiladas concertinas de David Latorre, las figuras-puzzle de Marijose Recalde, las cerámicas de María Oriza o los vidrios de Martín Rojas... Esculturas, quizás no para todos los bolsillos, pero sí para todos los gustos.

Sculto invita también a la reflexión y el debate: ayer sobre la creatividad y el arte como herramientas transformadoras, con la galerista Glòria Picazo; hoy (a las 19 h.) sobre coleccionismo, con Jaime Sordo, presidente de la 9915 Asociación de coleccionistas privados, y Silvia Lindner, directora del Museo Würth-La Rioja; y mañana con Daniel Castillejo, director del museo Artium, sobre escultura contemporánea.

«La escultura y la música les pertenecen, el arte les pertenece», dijo Sáinz Villegas a su público mientras iba esculpiendo en el aire maravillas tituladas Preludio nº1, de Villa-Lobos, Asturias, de Albéniz, y de Tárrega, Recuerdos de la Alhambra y la entusiasta Gran jota de concierto. Una pequeña gran muestra de lo que él llama la misión de los artistas: «Hacernos más humanos». Eso que Sculto calibra estos días en Logroño.