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MICHAEL MCLOUGHLIN
Lunes, 1 de mayo 2017, 00:53
Si uno lo piensa, en el actual mundo de revoluciones hiperactivas, una cosa tan cotidiana como la ropa es de lo que menos ha evolucionado. Los botones se atan de la misma manera que hace medio siglo y tres cuartas partes de lo mismo con las cremalleras. Sorprende cómo tecnología y vestimenta se han mantenido aisladas. Las excepciones, un puñado de prendas con pantallas, diodos o sensores para monitorizar alguna que otra constante vital. Nada a gran escala.
A pesar de estas señales, no son pocos los que creen que el mundo textil podría ser uno de los próximos en experimentar las bondades de la revolución digital, a la espera de que llegue esa sociedad hiperconectada que llenará las calles de nuestras ciudades de coches inteligentes. Las últimas novedades en este gremio vienen, principalmente, en el proceso de fabricación. Para transformar el hecho de comprar en una tienda de ropa algunos fabricantes han encontrado un aliado inesperado: la impresión 3D.
Una firma japonesa que ha llamado la atención de prestigiosas publicaciones como 'Wired' o la revista del 'MIT' ha conseguido perfeccionar las máquinas de tejer hasta crear una máquina capaz de crear una prenda exclusiva -como una chaqueta o un jersey- en apenas sesenta minutos. Basta con cargar el modelo y las medidas poco antes para que el proceso de 'punto 3D' -como lo han bautizado sus creadores- empiece.
También se pueden descargar patrones de internet y adaptarlos a diferentes medidas corporales o cambiar cuellos o mangas. De generalizarse esto se podría acabar con eso de 'la camiseta me gusta, pero ese cuello de pico no me sienta bien'.
Pero lejos de quedarse en el mundo de las 'start-ups' y pequeños comercios, estas técnicas han empezado a interesar a las grandes compañías. Adidas, una marca deportiva de fama planetaria, lleva coqueteando con la impresión 3D desde hace varios meses.
Y nada de experimentos de laboratorio: sus clientes ya han podido comprar piezas del catálogo hechas 'ad hoc' para ellos. 'Future 4D': así se llaman las zapatillas que la firma alemana pondrá en circulación este mes de abril y se convertirán en las primeras impresas a gran escala.
Empezarán con una remesa de 500 unidades, pero esperan atender hasta 5.000 peticiones para después de verano. Lo curioso de este modelo es que cuenta con una «plataforma de resina programable» que permite adaptarse a las necesidades de cada atleta. Para poder acometer el proyecto han analizado datos de pisadas, hormas y otros aspectos que influyen en el calzado recogidos a lo largo de 17 años.
No es la primera vez que la empresa hace una demostración de este estilo. El pasado año, en la inauguración de una de sus grandes tiendas en Berlín, instalaron un sistema que permite a los clientes escanear su cuerpo y diseñar un jersey exclusivo. El material escogido era lana de merina, el coste de la prenda 200 euros y el tiempo de espera cuatro horas de duración.
En España también existen iniciativas dentro de este campo. La firma riojana Callaghan ya cuenta con un sistema, orientado a la venta 'on-line', que se basa en la impresión 3D. Tras un estudio de la pisada, las características se introducen para crear un modelo y así dar forma a un zapato adaptado a cada usuario, con mejor absorción de los impactos y más uniformidad a la hora de andar. Un nivel de personalización que con el tradicional sistema de moldes sería imposible de ejecutar.
Esta revolución podría llegar también próximamente a miles de casas. Y de la mano de un proyecto español. Kniterate es una máquina que promete ayudar a tejer prendas presionando solo un botón. En Kickstarter ya han recaudado más de 367.000 euros, cuando la meta inicial era cuatro veces menor. El sistema es muy similar al de las impresoras 3D ya existentes, es decir, por proceso aditivo. El objetivo de este invento, que llegará a los que han invertido en abril de 2018, son los diseñadores independientes, minorista o todos aquellos que quieran crear prendas exclusivas bajo demanda.
Más allá de la impresión 3D, hay iniciativas que persiguen maridar tecnología y moda. Una de las que más expectativas ha levantado ha sido Nike, que ha creado un modelo de zapatillas con cordones que se atan solos, al más puro estilo 'Regreso al futuro'. Tampoco hay que perder de vista el mes de septiembre. En otoño llegará al mercado un proyecto conjunto de Levi's y Google: 'Jacquard'. Se trata de un tejido inteligente que responderá a distintos gestos para controlar dispositivos inteligentes.
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