Muere Giovanni Sartori, el último heterodoxo

Gran teórico de la izquierda liberal europea, referente del mundo de la comunicación con sus teorías sobre la influencia de los medios en la sociedad, jamás tuvo empacho a la hora de defender ideas políticamente incorrectas. Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2005 «por su contribución investigadora al debate contemporáneo de la ciencia política» y por su «compromiso con las garantías y libertades de la sociedad abierta», fue a menudo denostado por una parte de la izquierda a la que él afirmaba pertenecer.

Experto en los sistemas democráticos occidentales, sus categóricos opiniones y análisis generaron fuertes polémicas. Como cuando en el ya lejano 1981 sostuvo en su ensayo 'La sociedad. Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros' que la llegada incontrolada de inmigrantes que no quieren integrarse suponía un riesgo para el pluralismo y la democracia.

Según Sartori, la especie humana se disponía a perder su definición de 'homo sapiens' en favor de la de 'homo stupidus', y el planeta quedaría «literalmente arrasado en apenas un siglo» de mantenerse los ritmos de desarrollo, consumo y crecimiento demográfico. «La superpoblación y el desarrollo insostenible amenazan de muerte al pequeño planeta azul», sostuvo en 'La tierra explota', que escribió junto a Gianni Mazzoleni. «Tenemos que ser responsables y hacer frente a esta situación catastrófica si queremos seguir llamándonos 'homo sapiens' en lugar de 'homo stupidus'», proponía.

Lamentó también la aparición del 'homo videns', ese ser iletrado y confuso, incapaz de alcanzar la abstracción, que desde la más tierna infancia se cría a la luz de una pantalla de televisión, el verdadero «canguro» de la era predigital. Lo escribió Sartori tras abstenerse del consumo televisivo una larga década para volver al medio con afán científico y extraer unas conclusiones demoledoras que recogió en 'Homo videns. La sociedad teledirigida'.

Ateo convencido y militante, fue más que crítico con las posturas de la Iglesia católica respecto del control de la natalidad. «Es inexplicable el constante rechazo de la Iglesia al control de la natalidad, cuando está claro que no hablamos de aborto, sino de contracepción, con lo que se impide la formación de un embrión y no hablamos de acabar con una vida», lamentaba.

En una de sus ácidas columnas del 'Corriere' acuñó el término 'Mattarellum' para definir el sistema electoral vigente en Italia entre 1994 y 2001 y que introdujo el primer Gobierno del denostado Silvio Berlusconi.

«Sartori ha reflexionado y alertado con particular agudeza sobre los problemas sociales e institucionales de nuestro tiempo y sobre el necesario equilibrio de los diversos poderes en las sociedades democráticas», destacó el jurado que le otorgó el Príncipe de Asturias. Nacido en Florencia el 13 de mayo de 1924, se doctoró en Filosofía y fue profesor en la Universidad de Florencia desde 1946 y profesor emérito en la misma tras su jubilación. En 1971 fundó la 'Revista Italiana de Ciencia Política', que dirigió junto con Maurizio Ferrera.

Fue autor de libros clave en teoría política traducidos a más de treinta idiomas. Textos como 'Partidos y sistemas de partidos', 'Teoría de la democracia I y II', 'Elementos de teoría política', 'La democracia después del comunismo', 'Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros', 'Ingeniería constitucional comparada', o '¿Qué es la democracia?'.

Miembro de la Academia Nazionale dei Lincei desde 1988 y vicepresidente de la Societá Libera, dedicada al estudio y promoción de los ideales liberales en la sociedad, fue también profesor emérito en la 'Albert Schweitzer' y enseñó Humanidades en universidades de Estados Unidos, como Stanford y Columbia.

Doctor honoris causa por las universidades de Génova, Georgetown, Guadalajara (México), Buenos Aires, Complutense de Madrid y Bucarest, su firma era habitual en el periódico 'Corriere della Sera', donde uno de sus artículos, 'La televisión, un monopolio y dos sobreros' le procuró en España el premio de periodismo Manuel Ibáñez Escofet de la Fundació Catalunya Oberta. En 2015 recibió el Premio FAES de la Libertad otorgado por la fundación homónima «por su firme defensa de los valores de la libertad y su importante papel internacional en el estudio de la democracia representativa».