Exposición en el Prado.

Los tesoros de la Hispanic Society of America se instalan en el Prado

El museo expone 200 obras de la colección norteamericana, la más importante sobre arte hispano fuera de España

Álvaro Soto

Viernes, 31 de marzo 2017, 15:29

La Hispanic Society of America (HSA) es la institución internacional más importante en la divulgación y estudio de la cultura española. Su colección de arte hispano, con 18.000 piezas que abarcan desde el Paleolítico hasta el siglo XX, y su biblioteca, con 250.000 ... manuscritos y 35.000 libros raros, entre ellos 250 incunables, conforman en su sede de Nueva York el recorrido más completo por la cultura española que se pueda hacer en cualquier lugar del mundo; una mezcla del Museo Arqueológico Nacional, el Reina Sofía y el Prado en el norte de Manhattan.

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Algunas de esas riquezas ahora cruzan el charco y vuelven a su tierra con la exposición los Tesoros de la Hispanic Society of America, patrocinada por la Fundación BBVA, que se inaugurará este lunes en el Museo del Prado y estará abierta hasta el 10 de septiembre. Se trata de 200 objetos que incluyen piezas arqueológicas, esculturas romanas, cerámicas, vidrios, muebles, tejidos, metalistería, arte islámico y medieval, obras del Siglo de Oro, arte colonial y del siglo XIX latinoamericano y pintura española, con cuadros tan emblemáticos como el Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares, de Velázquez, o La Duquesa de Alba, de Goya, este totalmente restaurado en los talleres del Prado.

La muestra nos cuenta mucho de nosotros mismos y nos recuerda la importancia de la mirada extranjera para conocernos mejor, explica el director del Prado, Miguel Falomir. Esa mirada extranjera la ejemplifica como nadie Archer Milton Hungtinton (1870-1955), un coleccionista e hispanista americano que creó la Hispanic Society para fomentar la cultura hispana en Estados Unidos.

Una parte de las obras llegadas al Prado pertenecían a los fondos de la HSA y nunca había sido mostrada y otra parte sale por primera vez de Estados Unidos. Entre las pinturas brillan obras maestras como el Retrato de una niña y el Camillo Astalli, de Velázquez; La Piedad, del Greco; El hijo pródigo, de Murillo, o Santa Emerenciana, de Zurbarán.

Otros tesoros de la muestra son los relicarios de Santa Marta y Santa María Magdalena, de Juan de Juni; un grupo de madera policromada, vidrio y metal titulado Las postrimerías del Hombre, atribuido al ecuatoriano Manuel Chili, Caspicara; un Mapamundi de Juan Vespucci, un mapa de Tequaltiche que se creía perdido, esculturas como la Efigie de Mencía Enríquez de Toledo o el San Martín, una talla policromada de mediados del siglo XV, y una importante selección de joyas celtibéricas, cuencos campaniformes y un broche de cinturón visigodo, además de piezas de orfebrería renacentista y barroca, cerámica de Manises, Talavera y Alcora o un Píxide de marfil con monturas de plata dorada.

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Hungtinton vino por primera vez al Prado en 1892 y se quedó prendado de Velázquez. Llegó a escribir en su diario: Para mí ha sido un descubrimiento que no sé expresar con palabras, recuerda Mitchell A. Codding, actual director de la Hispanic Society of America y comisario de esta exposición. Hijo de una de las mayores fortunas de Estados Unidos, Hungtinton es una de las figuras más importantes para entender el hispanismo fuera de las fronteras nacionales. Realizó de joven numerosos viajes a Europa, pero fue España el país que le cautivó. En apenas cuarenta años formó una biblioteca y un museo destinados a alentar en su país de origen el estudio de la cultura hispánica. Además, decidió que iba a adquirir objetos de fuera de España para no privar al país de sus riquezas. A lo largo de su vida participó en patronatos de numerosos museos españoles y fue elegido miembro de algunas de las reales academias españolas.

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