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Tzvetan Todorov.
Todorov, el filósofo 'desplazado'

Todorov, el filósofo 'desplazado'

Lúcido analista del devenir europeo, en 'El miedo a los bárbaros' anticipó la actual escalada de xenofobia y euroescepticismo

MIGUEL LORENCI

Miércoles, 8 de febrero 2017, 01:28

El filólogo y semiólogo francés de origen búlgaro Tzvetan Todorov (Sofía, 1939), premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2008, falleció ayer, con 77 años, en el hospital de París en el que estaba ingresado, según confirmó Joan Tarrida, su editor en España. Todorov era uno de los intelectuales más reputados en Occidente y un lúcido analista del devenir de Europa. Filósofo, lingüista, sociólogo, historiador y crítico literario, fue autor de ensayos de referencia como 'El hombre desplazado' o 'El miedo a los bárbaros', en el que anticipó la escalada xenófoba en Europa mucho antes de la grave crisis de refugiados.

Gran teórico de la literatura e historiador de las ideas, era además un capacitado analista cultural «que representó el espíritu de la unidad de Europa, del Este y del Oeste, y el compromiso con los ideales de libertad, igualdad, integración y justicia», según el acta del jurado que le concedió por unanimidad el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales hace nueve años.

Representante de un riguroso método estructuralista que aplicó a la literatura y a la crítica literaria, su pensamiento evolucionó hacia el análisis cultural y la historia de las ideas. Sus preocupaciones universales, sabiduría y erudición le permitieron abarcar grandes temas de nuestro tiempo, como el desarrollo de las democracias, el entendimiento entre culturas, el desarraigo, el reconocimiento del otro y el impacto de la violencia en la memoria colectiva.

Nacido búlgaro, testigo directo de los excesos totalitarios, del Telón de Acero y de la Guerra Fría, se definía a sí mismo como «el hombre desplazado». Viajó a París para estudiar con Roland Barthes y se afincó en Francia en 1963. Con nacionalidad francesa desde entonces, Todorov fue profesor y director del Centro de Investigaciones de las Artes y el Lenguaje, en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS). Obtuvo la medalla de la Orden de las Artes y de las Letras, uno de los más altos honores otorgados en Francia.

En su ensayo 'El miedo a los bárbaros' (2008) ponía el dedo en la llaga al hablar sobre la xenofobia, la falta de pluralismo y el férreo cerco a los inmigrantes en un ambiente de creciente euroescepticismo. «Este miedo a los inmigrantes, al otro, a los bárbaros, será nuestro primer gran conflicto en el siglo XXI», anticipaba mucho antes de que Europa se viera desbordada por una crisis de refugiados sin precedentes que ha dado argumentos y gasolina a los discurso eurófobos y xenófobos de la extrema derecha en Francia, Holanda, Hungría, Grecia o al Reino Unido del 'brexit'.

Profesor invitado en Yale, Harvard y Berkeley, Todorov firmó una treintena de ensayos tra ducidos a veinticinco lenguas. Títulos de referencia en muchos casos, entre los que figuran 'La teoría de la literatura de los formalistas rusos' (1965); 'Mijail Bajtín: el principio dialógico' (1981); 'La conquista de América' (1984), su primera investigación sobre la alteridad; 'Frente al límite' (1991), sobre los campos de concentración; 'Las morales de la historia' (1991); 'Los abusos de la memoria' (1995); 'El hombre desplazado' (1997); 'Elogio del individuo' (2006); 'Los aventureros del absoluto' (2007); 'El espíritu de la ilustración' (2008); 'El miedo a los bárbaros' (2008); 'La literatura en peligro' (2009); 'La experiencia totalitaria' (2010); 'Vivir solos juntos' (2011); 'Goya a la sombra de las Luces' (2011) o 'Los enemigos íntimos de la democracia' (2012). 'Insumisos' fue el último ensayo de Todorov, publicado el año pasado por Galaxia Gutenberg.

Algunas de sus obras tienen una especial relación con España, como 'La conquista de América' o 'Relatos aztecas de la conquista', ensayos en los que estudió las relaciones entre indígenas y españoles en la conquista del continente americano, además de su aproximación a la pintura de Goya.

Todorov se confesaba, con todo, optimista y aseguraba que el desmantelamiento del sistema de protección y la legislación más social «mediante una ideología que propugna que el individuo es autosuficiente no es algo irreversible». «El liberalismo es una parte de la democracia, pero no es su único ingrediente ni su esencia», sostuvo.

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