Nuria Alonso
Jueves, 2 de febrero 2017, 22:49
Desde hace escasas fechas, el monasterio de Madre de Dios, un edificio ubicado en un extremo de los terrenos que ocupa el Seminario de Logroño, cuenta con nuevas inquilinas. Son un total de veintidós mujeres las que ya conviven en la comunidad de las ... Concepcionistas Franciscanas, una congregación religiosa dedicada a la vida contemplativa, también conocida como vida de clausura, como precisa una de las integrantes de la comunidad. «Somos veintidós religiosas procedentes de tres conventos diferentes: el de Madre de Dios de Logroño, el de Alfaro y el de Benicarló, en Castellón». Catorce de ellas proceden de los dos conventos riojanos reagrupados, seis del alfareño y ocho del logroñés, mientras que las ocho religiosas restantes son originarias de Levante.
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La razón de la agrupación de los tres conventos en uno no supone ninguna sorpresa: la generalizada reducción de vocaciones. Además, como manifiesta la religiosa, «incrementando el número de miembros de la comunidad y ganando presencia, se potencia la liturgia y se mejora la asistencia».
La determinación de reunir los tres conventos en uno se empezó a valorar hace ya un par de años en el seno de las tres comunidades de esta congregación. Según detalla una de las monjas concepcionistas ya ubicadas en Logroño, «cada convento es autónomo jurídicamente, por lo que no hay un mando superior que adopte decisiones al respecto del funcionamiento del mismo». A esta independencia jerárquica se suma además la organización federal de los conventos por zonas geográficas.
Así las cosas, la resolución de agruparse en un solo convento fue autónoma y voluntaria por parte de cada comunidad, un dictamen cada vez menos insólito entre las congregaciones religiosas españolas. Además, también recuerda la religiosa asentada en Logroño, no fue difícil escoger el edificio ubicado junto al Seminario, ya que es prácticamente nuevo, por lo que no se ocasionaba ningún inconveniente inesperado a la hora de alojar a las inquilinas recién acogidas. «Las instalaciones del nuevo edificio nos lo pusieron muy fácil a la hora de elegir; nos fijamos en las mejoras y los servicios que ofrecen los conventos donde nos reagrupamos».
De tres localidades
Casi nueve años han transcurrido ya desde aquel marzo del 2008 en el que las religiosas que habitaban el vetusto convento de Madre de Dios cambiaron las penurias de la añeja construcción del siglo XVI, ahora rehabilitada para usos sociales, por las comodidades del nuevo edificio cercano al Seminario. Desde entonces, la comunidad ha crecido considerablemente con religiosas llegadas de otros dos conventos.
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En primer lugar, y de nuevo debido a la escasez de vocaciones, las hermanas Concepcionistas Franciscanas de Benicarló (Castellón) se vieron obligadas hace un año y medio a echar el cierre de su convento decimonónico para unirse a la comunidad de Logroño. Y más recientemente, hace apenas unas semanas, han sido las seis religiosas procedentes de Alfaro las que han completado la comunidad de Concepcionistas Franciscanas tras el cierre del centro alfareño, cuyo origen se remonta al lejano año de 1613.
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