J.I.G.
Jueves, 2 de febrero 2017, 22:10
El obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Carlos Escribano, afirma que la vida consagrada es «signo de gratuidad y de amor; y si no existiera, el mundo sería mucho más pobre».
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Desde el año 1997, cada 2 de febrero se viene ... celebrando la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. «Nos viene a recordar que la vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia», comenta Escribano, que añade que «en nuestra diócesis tenemos un buen número de personas consagradas, que nos muestran desde sus comunidades la riqueza de sus carismas y la generosidad de su entrega». «Nos enriquecéis enormemente», les anima.
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