Uno coge el programa de Actual y se agobia. Empieza a ver actividades, horarios, ubicaciones y parece que es imposible llegar a todo. Realmente lo es. Hay que poner orden en la agenda y elegir. Organizarse con tiempo, que las entradas vuelan. Una obra de ... teatro por aquí, un poco de cine por allí, música en el matinal, un vermú torero, sentarse un rato en el café cantante, visitar una exposición, trasnochar bailando (lo justo, que al día siguiente hay que seguir cumpliendo con el programa actualero)... Que conste que a mí me parece genial y me agobio con gusto. A ver si ahora nos vamos a quejar de tener dónde elegir.
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La bandera de Actual ha sido siempre esa variedad cultural de la que puede presumir con muchísimo orgullo y que se echa de menos en citas festivaleras de otras comunidades en las que hay música y sólo música. Una bandera que ha sabido agarrar con fuerza y que (los números lo dicen) triunfa.
Otra cosa es la programación musical de los conciertos 'gordos'. Quizás en esto la bandera esté por los suelos y empezando a recibir algún que otro pisotón. Pero es que todo no se puede tener. Claro que molaba plantarse en el Palacio de los Deportes un martes y no saber casi ni qué era lo que ibas a escuchar. No había Spotify y conocer a Rachid Taha no era tan fácil. Nivelón de artista, pero allí estábamos en familia. Era lo más de lo más en ser alternativo (y lo digo yo, que llegué ya tarde a los tiempos de las propuestas más minoritarias de Actual y que de alternativa no tengo nada). Pero las crónicas de entonces no titulaban con números. Presumían de un espectáculo «arriesgado y cosmopolita». Lo de ahora, de arriesgado, nada. Y de cosmopolita, pues tampoco. Que llena y gusta a una mayoría, sí. Pero eso no es el Actual que los nostálgicos recuerdan. Nostálgicos que ahora ven en el informativo las imágenes de La Pegatina 'petándolo' en la noche fuerte del festival sentados desde el sofá de su casa. Actual ha atraído a un público, pero ha echado a otro.
Esto ya empieza a ser 'el eterno debate'. Qué queremos, algo que realmente cumpla con aquello de 'escenario de culturas contemporáneas' y que reúna a 500 personas. Entregadas, pero 500 al fin y al cabo. O 'La pegatina' ante 5.000. Siento la fijación, pero es que me superan. Que no les quito su mérito. Mantuvieron a los 5.000, o casi, y les (nos, que me dejé llevar, lo confieso) hicieron saltar hasta hartarse.
Pero digo yo que habrá un término medio entre aquello y esto. Entre la opción 'fácil' para llenar y el alternativismo máximo.
Otra cosa son los conciertos 'pequeños'. La propuesta del vermú torero y de las noches de los días 2, 3 y 4 ha sido diferente, variada y original, pero sin pasarse de guay. Sin cosas 'raras'. Para todos los públicos (incluidos niños, que en las citas de las 13.30 había muchos) pero sin rozar lo comercial. Con momentos de mucha calidad (Morgan o Delafé) y otros algo más excéntricos y divertidos (Hidrogenesse). Lo del vermú torero es uno de los grandes tinos del festival desde hace unos años. A eso hay que sumarle el acierto del espacio. Hay pocas cosas más atractivas que un vermú con buena música, ambiente y sin agobios. Franco-Españolas es amplio, agradable, bonito, cómodo, te sirven al segundo y, lo importante, el sonido es mucho mejor que el del CCR. No hay color. Un 10 por la elección.
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El Café Cantante es también otra de esas apuestas que en un principio parecieron arriesgadas pero que se han consolidado y que casi siempre cuelga el 'no hay localidades'. El de Nora Norman fue sin duda uno de los grandes conciertos de esta edición. El único 'pero' puede ser que en ocasiones estar sentado no acompaña, como ocurrió este año con la cantante de Sabadell (se me iban los pies) o el año pasado con 'Jenny and the Mexicats'. Demasiado meneo para un ambiente tan serio.
Volviendo a la bandera, el cine y el teatro son los que realmente la mantienen. En Actual te puedes hartar de cine y de teatro. Y del bueno. Destacable y mucho la apuesta de Sapo Producciones de esta edición, con una miniobra sobrecogedora representada en el reloj de Ibercaja que merece sin duda continuidad. Y más teniendo en cuenta que por lo reducido del espacio solo la han podido disfrutar unas 150 personas. En el cine, los números lo dicen todo: estreno de 12 películas de 10 países, cinco lugares diferentes, a distintos horarios y temática de lo más variada. A elegir.
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En fin. No hay Festival Actual sin debate. Los nostálgicos seguirán echándose las manos a la cabeza con las propuestas 'llenapistas'. El Gobierno riojano ha reconocido que su idea es seguir en la misma línea. Y quienes ahora entran en el mundo Actual nunca conocerán lo que es abrir la mente a propuestas desconocidas de las que siempre te llevas algo a casa. A veces es un nuevo artista que te acompañará siempre. Otras es un «Esto es demasiado para mí». Espera. Que eso lo pensé con 'Maricarmen'.
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