Marcelino Izquierdo
Sábado, 27 de agosto 2016, 20:54
El bombardeo que la Legión Cóndor lanzó sobre la villa foral de Guernica no fue ni el más salvaje ni el que más víctimas mortales provocó durante la Guerra Civil española. Sin embargo, como afirma el hispanista Paul Preston, «por tratarse de la primera destrucción ... de una ciudad abierta mediante un bombardeo, Guernica quedó grabada a fuego en la conciencia europea como el gran crimen de Franco».
Publicidad
Coincidiendo con la fecha del ochenta aniversario de la Guerra Civil, el próximo 9 de septiembre se estrena en todo el país la película 'Gernika', que retrata en celuloide uno de los episodios más negros de la reciente historia de España.
La presencia fortuita de varios corresponsales de guerra extranjeros -tres reporteros británicos y uno belga- llevaron la masacre de Guernica a las páginas de los influyentes británico y estadounidense, con la consiguiente repercusión mediática a nivel mundial. Si a esta circunstancia unimos el impacto que causó el cuadro homónimo pintado por Pablo Picasso, apenas unos meses después, el bombardeo de Guernica quedó convertido en un hito de la contienda fratricida, antelasa de la Segunda Guerra Mundial que ya se estaba fraguando.
El 26 de abril de 1937, los aviones de la Legión Cóndor asignados al Frente del Norte se ensañaron con la localidad vizcaína provocando decenas de víctimas, que en un primer balance se cifraron en 300 muertos, si bien estudios más recientes y exhaustivos lo reducen a 126.
La operación militar
En cuanto a la procedencia de los aviones que descargaron sus bombas y su metralla sobre Guernica, existe cierta controversia entre los historiadores. Sin embargo las últimas investigaciones apuntan que el primer ataque corrió a cargo de un Dornier Do 17 alemán y de tres Savoia S-79 italianos, que habían despegado de Soria. A continuación, intervinieron varios bombarderos germanos He-111 y Junkers JU 52 alemanes, que fueron los aparatos que verdaderamente redujeron a escombros Guernica.
Publicidad
Estos bombarderos Junkers, de enorme potencia destructiva, fueron escoltados por cazas italianos Fiat CR 32 -llamados popularmente 'Chirris'-, pertenecientes al Gruppo XVI 'La Cucaracha' y formado por las escuadrillas 24ª, 25ª -con centro operativo en el aeródromo riojano de Agoncillo- y 26ª, que había partido de Vitoria.
Según explica el historiador Xabier Irujo Amezaga, varios aviones de reconocimiento también sobrevolaron Guernica ese mismo día antes del ataque, al menos tres de ellos IMAM Romeo Ro.37, aparatos de la 'Aviazione Legionaria' italiana adscritos a la base aérea de Logroño, así como un número indeterminado de aviones alemanes con base en los aeródromos de Burgos y Vitoria en tareas de apoyo.
Publicidad
En uno de esos aviones viajaba Félix Guallar, entonces fotógrafo de reemplazo en la Cóndor, que retrató el bombardeo desde el aire. A lo largo de casi toda su vida mantuvo Guallar el secreto del horror que presenció a través del objetivo y sólo cuando llegó su jubilación, ya en plena democracia, tuvo el arrojo de compartirlo con familiares y amigos.
Importancia estratégica
Según el expediente militar que se conserva en el Archivo Histórico del Ejército del Aire, este riojano de adopción nacido en Zaragoza estuvo al servicio de las Fuerzas Aéreas del Norte entre el 10 de agosto de 1936 y finales de octubre de 1937, lo que corrobora la versión sobre su presencia en la masacre. La misión de los fotógrafos no era otra que captar desde el aire los posibles objetivos de la Legión Cóndor para que los pilotos y los especialistas pudieran mejorar la puntería de sus ataques.
Publicidad
Dada la importancia estratégica del aeródromo riojano, en la primavera de 1937 la Legión Cóndor alemana y la 'Aviazione Legionaria' de la Regia Aeronáutica italiana ya habían radicado en Agoncillo un equipo operativo e integrado con las tropas al mando de Franco. La base riojana, a su vez, formaba parte de una red de aeródromos cercanos entre los que se hallaban Soria, Burgos o Zaragoza, que ejercieron un dominio aéreo en el norte de España.
No obstante, el primer ataque mortífero en el que participó el aeródromo logroñés había sido el bombardeo de Durango, el 31 de marzo de 1937. La localidad vizcaína fue el conejillo de indias elegido por el general Franco y sus aliados alemanes e italianos para lanzar el primer bombardeo «en alfombra» sobre población civil de toda la historia.
Publicidad
Dos escuadrillas del grupo de bombardeo pesado Savoia 81 despegaron de Soria, a las que se unieron otras dos más formadas por 18 cazas procedentes de Agoncillo en misión de escolta. En una ofensiva aérea, calificada por el 'diario storico' de la Aviazione Legionaria como «extremadamente mortífera», Durango sufrió cientos de víctimas mortales y de heridos.
Medio año después de Guernica, el 2 de noviembre de 1937, nueve aparatos italianos, procedentes de las bases de Logroño y de Soria, bombardearon Lérida, provocando al menos dos centenares de muertes, entre ellas 48 niños del Liceu Escolar, y más de 750 heridos.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.