Marcelino Izquierdo
Martes, 12 de julio 2016, 21:13
Partiendo de la base de que no es fácil conocer a ciencia cierta buena parte de los detalles de la Historia, sobre todo cuanto más lejos quedan en el tiempo, resulta casi imposible determinar el día y el mes y el año exactos de acontecimientos ... importantes o vinculados a personajes ilustres. Muchas fechas se han barajado en torno al nacimiento del rey García Sánchez III de Pamplona, más conocido como don García el de Nájera, aunque sí da fe el historiador renacentista fray Antonio de Yepes, que «don García nació en Nájera, se crió en Nájera, tuvo la corte en Nájera y fue enterrado en Nájera».
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No obstante, la últimas investigaciones apuntan a que García Sánchez III, hijo de Sancho III el Mayor, vio la luz en octubre del 1016. Nájera inicia mañana una serie de actividades que conmemoran el milenario.
El documento de fundación del monasterio de Santa María la Real, impulsado por el propio don García, define al monarca como hombre «de buena estatura, rostro blanco, cabello rubio y barba hundida; cejas pobladas y altas, ojos vivos y rostro abultado; la cabellera, rubia y espesa. Está representado vistiendo una ropa o túnica larga hasta la rodilla, de color azul celeste, salpicada de motas rojas como estrellas; porta un amplio manto morado, prendido sobre el hombro con un sujetador de oro y dejando descubierto el brazo derecho. Calza medias de grana estiradas, zapatos negros apuntados con botonadura de oro. Entre sus condiciones morales destacan sus biógrafos el valor y la intrepidez, la honda pasión que sentía por los buenos caballos, inclinación natural en un guerrero medieval, amaba a las mujeres hermosas y tuvo varios hijos fuera de su matrimonio y ocho de su esposa Estefanía».
La guerra y la cetrería
Se crió don García en el Alcázar najerino, teniendo por ayo a Fortún Sánchez, quien le instruyó en las artes de la guerra y de la cetrería. Peregrino a Roma siendo muy joven, allí le sorprendió al príncipe el asesinato de su padre en Campomanes (Asturias), el 18 de octubre de 1035.
Como primogénito, heredó el reino de Nájera-Pamplona, Álava y gran parte del Condado de Castilla (La Bureba, Trasmiera, Montes de Oca, Encartaciones y Castilla Vieja). Su hermanastro Ramiro reinó en Aragón; su hermano Fernando Sánchez el Grande fue conde de Castilla y rey de León, por casamiento con la hermana de Bermudo III. La única hermana de don García, Jimena Sánchez, contrajo matrimonio con el citado Bermudo III, mientras que el pequeño de la saga, Gonzalo, reinó en Sobrarbe y Ribagorza.
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Tiempo de guerras fratricidas y contra el moro infiel, tuvo que lidiar el monarca najerino en ciento y una batallas, tanto para conservar sus posesiones como para acrecentarlas. No olvidó don García, sin embargo, su pasión por los caballos, la caza y la cetrería ni su fe cristiana.
Cuenta la leyenda que, estando de cacería, perdió el rastro de su azor persiguiendo una perdiz. Penetró entonces en una lóbrega cueva donde halló la imagen de la Virgen, flanqueada por ambas aves, junto a un ramo de azucenas y una campana. Allí mismo decidió levantar un templo, que sería consagrado el 12 de diciembre de 1052. La idea del rey no era otra que la de trasladar el poder eclesiástico -y político- a su ciudad natal y fundar Santa María la Real como catedral y sede del obispo de la diócesis de Nájera-Calahorra.
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Pero, como ocurre con muchas leyendas, parece que la del azor y la perdiz -o el halcón y la paloma, según versiones- tiene un origen más interesado. Explica el profesor Antonino Pérez Rodríguez que, en el siglo XVI, el cabildo de capellanes de la Santa Cruz, ante la imposible convivencia con los monjes dentro del monasterio, decidió crear su propia iglesia en terrenos no pertenecientes al monasterio y movió para ello sus influencias dentro de la curia.
En vista del grave riesgo de perder rentas e influencia social y religiosa (poder y dineros), los monjes aseguraron en 1570 que habían encontrado una antigua historia manuscrita del siglo XI que vinculaba la fundación del monasterio con la que hoy conocemos como leyenda del azor y la perdiz. Incluían en su 'hallazgo' los bienes y jurisdicción que los capellanes (a los que acusaron de oponerse a la voluntad divina) pretendían, los monjes lograron su objetivo y se difundió la leyenda de la fundación de Santa María la Real.
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Reliquias de santos
Volviendo al siglo XI, quiso reunir el rey, en torno al templo najerino, una destacada colección de reliquias con las que dar todavía más lustre a su gran obra religiosa y arquitectónica. Fracasó el rey en su intento por trasladar los cuerpos de San Felices desde Bilibio y de San Millán desde el cenobio de Suso. No obstante, sí se hizo con los restos de San Prudencio -hasta entonces custodiados en el monte Laturce (Clavijo)-, a los que unió los de los mártires San Agrícola, San Vidal y Santa Eugenia, que había traído de su peregrinación a Roma.
Murió don García en la batalla de Atapuerca, combatiendo a su hermano Fernando, el 15 de septiembre de 1054. Su tumba puede visitarse en el Panteón Real de Santa María junto a la de su esposa, Estefanía de Foix, y de otros reyes navarros.
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