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J.S.
Jueves, 2 de junio 2016, 00:39
«Mariano, las siete», anuncia la mujer en pie, en el dormitorio, al marido aún en la cama. Mariano, todavía entre sueños sin duda mucho más placenteros que el nuevo día de españolísima realidad que tiene por delante, responde sin mover un solo músculo: «Que pasen». Explicar un chiste suele tener bastante poca gracia, sobre todo si es un chiste gráfico, pero este tan conocido, del que incluso se editó un sello postal, sirve para exponer el tono del genial Forges: costumbrismo español, visión crítica de la democrática vida cotidiana, algo de estupefacción vital y agudeza, mucha agudeza. Ingenio de andar por casa en una viñeta diaria que es ya como una cátedra. Antonio Fraguas (Madrid, 1942), uno de los humoristas gráficos más veteranos y populares del país, ofició ayer de maestro en San Millán de Yuso. Él, que nunca ha ocultado lo mal estudiante que fue, y que, pese a ello, ha llegado a ser nombrado doctor por la Universidad de Alcalá de Henares. Tocado de birrete y muceta, ofreció allí un discurso muy ceremonioso e incluso dejó alguna grave sentencia para la hemeroteca: «El humor -declaró entonces- es un bálsamo indudable para ese viaje sin retorno, siempre doloroso, que es para los humanos la vida».
Ayer, en cambio, estuvo menos formal. Y también -todo hay que decirlo- algo menos chisposo que con el rotulador. Junto al colombiano Vladimir Flórez 'Vladdo' (Bogotá, 1963), humorista gráfico muy reconocido de América Latina, intentó convertir la conferencia inaugural del seminario sobre 'El lenguaje del humor en el periodismo español' en un 'duelo humorístico'; audacia que se resolvió sin demasiada enjundia y, lo que es peor, con poca gracia, que es el mayor riesgo que se corre cuando hay que ser gracioso por compromiso establecido.
El duelo se quedó en un simple intercambio de modismos, y bizarras frases hechas de uno y otro lado del Atlántico que llevó a mediar al presidente de la RAE anunciando un futuro diccionario panhispánico de fraseología. Forges, que tiene diccionario propio (véase etcétera), repasó algunas expresiones que podrían emplear sus castizos personajes: esto es más duro que la pata de Perico, tengo más hambre que Carpanta o ¡viva Cartagena! Por su parte, Vladdo, sin dejarse intimidar, replicó como buen colombiano (o sea trabajando) en lugar de (fugarse de un sitio con urgencia) y, en fin, tomando también el pelo a su interlocutor, es decir .
Vladdo es creador, entre otros personajes gráficos, de Aleida, una mujer inteligente y algo cínica que se dedica a despotricar contra los hombres, el amor, el sexo y la pareja y que ha hecho a su autor muy célebre entre el público femenino. «En asuntos de igualdad, a la sociedad le faltan leyes y le sobran prejuicios», dice Aleida. O también: «Pesimismo es saber que el sexo va a ser pésimo y con el mismo». «Si a un tipo no le interesan las neuronas, a mí no me interesan sus hormonas»... Y así.
Quién sabe, quizás ella sí haría una pareja interesante con Mariano.
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