J. SAINZ
Sábado, 28 de noviembre 2015, 01:26
«Os vamos a contar lo que Atenas hizo conmigo». El gran José María Pou protagoniza 'Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano' en un Bretón que se llenará esta noche (20.30 h.) en el brillante cierre de un Festival de Teatro de Logroño ... que ha tenido grandísimo nivel y notable respuesta de público. Igual que comenzó hace dos meses, termina hoy con aire clásico y localidades a punto de agotarse.
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'Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano', de Mario Gas y Alberto Iglesias
Dirección Mario Gas
Intérpretes José María Pou, Borja Espinosa, Carles Canut, Guillem Motos, Amparo Pamplona, Ramón Pujol y Pep Molina
Teatro Bretón, 20.30 h.
36º Festival de Teatro de Logroño
Este 'Sócrates' escrito a medias entre Alberto Iglesias y Mario Gas y dirigido por este último, «pretende, sin alterar ninguna circunstancia histórica, hablar de Sócrates, nuestro contemporáneo». «Porque entendemos -dice Gas- que el teatro es siempre presente. Y en este caso, un puente no historicista entre el pasado y nuestra circunstancia.
Desde una lejana versión de Enrique Llovet para Adolfo Marsillach y su compañía en 1970, nadie ha vuelto a abordar en la escena española la enorme figura de Sócrates, maestro del pensamiento condenado a morir por cuestionar los fundamentos del sistema. El presente montaje, coproducido por el Teatre Romea, el Grec y el Festival de Mérida y estrenado este verano en el escenario emeritense, se fija en la contemporaneidad del pensador y de su juicio y muerte a manos de la democracia ateniense que contribuyó a forjar con la fuerza de la razón: «Esa joven democracia -señala Gas- no digería la independencia, agudeza y ética de un hombre íntegro, valiente, irónico, coherente y enfrentado por su actitud a las oscuridades de un sistema llamado democrático dispuesto a devorar a sus más valiosos hijos. ¿Les suena a algo?»
En la piel de Sócrates, José María Pou encabeza un reparto que completan Carles Canut, Amparo Pamplona, Borja Espinosa, Guillem Motos, Ramón Pujol y Pep Molina. El actor barcelonés encarna al filósofo con cercanía de ciudadano que camina por las calles y conversa con sus vecinos. Y, sobre todo, vive y muere con una coherencia inquebrantable: «Sé -dice por boca de Pou mientras apura la copa de veneno- que siempre habrá alguien para pasear a mi lado y denunciar a los corruptos, a aquellos que se llenan los bolsillos. Nunca he dejado de creer en los hombres. Sed felices y respetuosos».
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