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CARLOS RUIZ MARTÍNEZ
Martes, 17 de noviembre 2015, 00:48
logroño. «Llevo fumando 30 años, unos 20 cigarrillos al día. Desde hace ya varios años presento tos y expectoración al levantarme, algo que he asumido como normal. El otro día, cuando tuve que subir a un segundo piso, porque el ascensor se averió, noté que me faltaba la respiración, al entrar a casa me tuve que sentar para recuperarme. Fue entonces cuando me di cuenta, que mi vida se había adaptado a realizar pocos esfuerzos. Sin ser consciente, poco a poco había dejado de subir escaleras, cuestas, dar paseos largos, etc.
1
Dejar de fumar
es la principal y la primera medida para frenar la progresión de la enfermedad.
2
Cumplimiento del tratamiento inhalado
Es fundamental un adiestramiento correcto en la técnica de inhalación de los diferentes sistemas de inhalación de los fármacos broncodilatadores y antiinflamatorios que se usan para tratar la EPOC.
3
Le recomendamos que se vacune contra la gripe cada año
, durante la campaña al comienzo del otoño.
4
Ejercicio físico
Es el mejor instrumento de rehabilitación realizándolo con regularidad y con moderada intensidad. Una actividad ideal es, por ejemplo, caminar.
5
Dieta
Establecer una dieta saludable y equilibrada que permita alcanzar un peso normal evitando el sobrepeso y la desnutrición.
6
Medidas ambientales
Evite la polución e inhalación de sustancias contaminantes como lacas, insecticidas, pinturas, detergentes, etc. Procure también evitar los cambios bruscos de temperatura así como el excesivo frío.
Para rematar, este invierno presenté un catarro muy fuerte que me 'cogió el pecho', con mucha tos, expectoración y sensación de falta de aire. Tras la insistencia de mi esposa, decidí acudir a mi médico de familia para comentarle lo que me pasaba.
Me atendieron muy bien, me preguntó qué síntomas presentaba, me exploró y auscultó. Y lo más sorprendente, concluyó diciendo que debía someterme a unas pruebas para descartar una posible EPOC. Me dejó algo perplejo, ya que no había oído nunca ese término. Además pidió que me realizara una espirometría, es decir, una prueba para medir la respiración.
No olvidaré fácilmente esa primera espirometría, me resultó algo más difícil de lo que esperaba. La enfermera me pidió que tomara todo el aire que pudiera y después que lo expulsara enérgicamente y siguiera echándolo sin parar hasta la última gota. La verdad es que mis pulmones no daban más de sí, era imposible sacar más aire.
Enseguida entendí tanto por los comentarios de la propia enfermera, como por sus gestos, que el resultado de la prueba no había sido muy satisfactorio. La enfermera, muy amablemente, me comunicó que los resultados me los daría el médico. Por consiguiente, salí convencido de la sala de espirometrías de que eso de la EPOC iba en serio.
Efectivamente, así fue, mi médico me dijo que tenía los flujos de aire bajos y eso confirmaba el diagnóstico de la EPOC. Luego he sabido que si esta prueba se la realizan a los fumadores, a uno de cada cuatro le diagnostican una EPOC.
Aunque no ha resultado fácil, he conseguido dejar de fumar, gracias a un programa de deshabituación tabáquica. Además de eso, me indicaron la toma de un broncodilatador inhalado por las mañanas, para respirar mejor. También estoy incluido en un plan de cuidados que me ha ayudado a cambiar, a mantenerme sin echar de menos el tabaco, cumplimentar y realizar bien la técnica de inhalación y conocer mejor mi enfermedad.
Ahora tengo más calidad de vida, respiro mejor, puedo pasear, casi ha desaparecido mi tos matutina y mis catarros son más leves».
El Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una fecha auspiciada por la OMS y la Iniciativa Mundial contra la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (GOLD). Con esta fecha se intenta promover en todo el mundo una profunda comprensión de la enfermedad y una mejor atención a los pacientes.
Este día intenta mandar un mensaje de sensibilización y concienciación tanto a las autoridades, profesionales como, sobre todo, a la sociedad en general. Ya que son muy pocos los que conocen que la EPOC afecta al 10,2% de la población adulta, genera el 10% de las consultas médicas e ingresos hospitalarios, es la cuarta causa más frecuente de muerte, la primera evitable, pues depende básicamente del tabaco, por encima incluso de los accidentes de tráfico, y es también de las cuatro primeras causas de mortalidad, la única que sigue creciendo año tras año. El desconocimiento general que existe sobre esta patología (se calcula que entre el 70% y el 80% de la población desconoce su existencia) es lo que hace que apenas el 25% de los enfermos estén diagnosticados y un 75% tenga un diagnóstico subestimado.
Es una enfermedad que afecta a los pulmones y a los bronquios, en los que se produce una obstrucción que dificulta el paso del aire y evoluciona de forma crónica. De ahí las siglas: EPOC.
Se debe casi exclusivamente al humo del tabaco aunque hay otros factores que pueden contribuir a su aparición.
Los síntomas suelen comenzar muy lentamente, hacia los 45 o 50 años y se caracterizan por tos matutina que al pasar el tiempo se prolonga durante todo el día, expectoración de mucosidad (flemas) y dificultad para respirar, primero al hacer esfuerzos y luego incluso estando en reposo. Asimismo, los catarros son más frecuentes y persistentes, apareciendo en varias ocasiones durante las épocas frías. La enfermedad progresa irremediablemente si se continúa fumando.
Su diagnóstico es muy sencillo, pues sólo requiere de la realización de una espirometría que detecta la presencia de una disminución de ciertos flujos de aire en la misma. Todos los pacientes con hábito tabáquico presente o pasado deberían tener una espirometría correctamente realizada. Posteriormente se deben repetir la espirometría, por lo menos una vez al año, para valorar la evolución de la enfermedad y eficacia del tratamiento que se halla instaurado.
Debe de saber que la EPOC es incurable pero tratable, habiendo mejorado mucho el pronóstico los avances y actuales tratamientos que han salido al mercado recientemente. Se debe dejar de fumar de una manera radical. Con el hecho de dejar de fumar, en ocasiones hemos acabado con el problema y no se precisan más acciones terapéuticas.
En los casos más moderados y graves se debe iniciar el tratamiento con uno o la asociación de dos fármacos broncodilatadores (B2 miméticos y anticolinérgicos) y a veces en necesario el uso de antiinflamatorios (corticoides) sólo en los grupos de pacientes que tienen más agudizaciones.
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