El Vaticano detiene a un sacerdote riojano por filtrar documentos secretos

El monseñor español, que será procesado por la Justicia vaticana, habría tenido una cómplice, la laica italiana Francesca Chaouqui, quien tras ser arrestada durante el fin de semana se encuentra ahora en libertad cautelar por su colaboración con las investigaciones. Ambos coincidieron en la comisión creada por el Papa en 2013 para estudiar cómo llevar adelante la reorganización de la estructura de la Santa Sede. Vallejo, de 54 años, y Chaouqui, de 33, habrían entregado a dos periodistas actas y papeles reservados de las reuniones de este grupo de trabajo, hoy ya disuelto, e incluso de algunas grabaciones ilícitas del Papa en su residencia de Santa Marta.

Réplicas de aquel terremoto

Estos documentos secretos serán de dominio público cuando se pongan a la venta en los próximos días dos libros: 'Avaricia', del reportero del semanario 'L'Espresso' Emiliano Fittipaldi, y 'Via Crucis', firmado por Gianluigi Nuzzi. Este último no es nuevo en los terremotos vaticanos porque fue el autor de 'Su Santidad', el libro que sacó a la luz en mayo de 2012 un gran número de cartas privadas e informes confidenciales de Benedicto XVI, dando lugar al escándalo conocido como 'Vatileaks'. Son ahora muchos los que recuerdan aquel período y consideran lo ocurrido como una secuela, un 'Vatileaks 2'.

Tras la tormenta que afrontó Benedicto XVI por aquellas filtraciones, la Santa Sede aprobó en 2013 una ley que criminaliza la entrega a la prensa de información confidencial y que establece penas de cárcel que oscilan entre los cuatro y los ocho años.

Los documentos privados que Vallejo y Chaouqui habrían cedido a los periodistas están datados en 2013 y 2014, cuando Francisco acababa de abrir su pontificado y ponía los primeros ladrillos de su reforma de la Iglesia. De hecho, Nuzzi asegura en su libro que quienes le entregaron la información lo habrían hecho para quitarles las caretas a los enemigos del Papa y ayudar a Jorge Mario Bergoglio en esta ingente labor. En el comunicado con el que informó de los arrestos, la Santa Sede aseguró que los 'cuervos' estaban «equivocados» si pensaban que así ayudaban al Pontífice en su misión. «Publicaciones de este tipo no ayudan en modo alguno a llegar a la claridad y a la verdad, sino a generar confusión e interpretaciones parciales y tendenciosas», manifestó el Vaticano.

Vallejo ha conseguido un primado con su detención: es el primer sacerdote arrestado por filtrar documentación privada. Hasta el momento ha habido presbíteros encarcelados por abusos sexuales y laicos procesados por desvelar secretos, por lo que su caso es único. Ahora le toca esperar a que el Promotor de Justicia (fiscal) del Vaticano fije la fecha para el comienzo de su proceso, en el que será acusado de divulgación de noticias y de documentos reservados.

Los cuatro años que ha trabajado en la Santa Sede el sacerdote riojano, pero perteneciente a la diócesis de Astorga, conforman una parábola sorprendente. Miembro de la sociedad sacerdotal de la Santa Cruz, la asociación de presbíteros del Opus Dei, Vallejo llegó a Roma recomendado por un poderoso padrino, el cardenal Rouco Varela. El entonces arzobispo de Madrid y presidente del episcopado español propuso su nombre para la secretaría de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, el dicasterio (ministerio) encargado de auditar las cuentas vaticanas. Vallejo contaba con larga experiencia en este campo, pues fue ecónomo en Astorga y echó una mano en la organización de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) celebrada en Madrid en 2011.

Un palco 'vip' en el Vaticano

Hombre simpático, capaz y con buena planta, el monseñor español estuvo a punto de volar más alto, pero una imprudencia le costó el ascenso. Tras formar parte de la citada comisión para reorganizar la administración vaticana en la que coincidió con Chaouqui, su nombre sonó como 'número dos' del superministerio creado por Francisco para aunar todos los asuntos económicos. Se quedó con la miel en los labios y en una posición comprometida, pues muchos en la Santa Sede comenzaron a acusarle de haber filtrado él mismo la noticia de su eventual nombramiento.

Su segunda gran metedura de pata la cometió coincidiendo con la canonización de Juan Pablo II y de Juan XXIII en abril de 2014. Junto con Francesca Chaouqui organizó una fiesta para que 150 famosos, en su mayoría italianos, pudieran seguir cómodamente la ceremonia desde la terraza del edificio de la Prefectura de Asuntos Económicos. Mientras cientos de miles de peregrinos se apretujaban en las calles, aguantando horas de pie y sin ir al baño, para vivir el momento en que los dos papas eran declarados santos, los 'vip' invitados por Vallejo disfrutaban de un exclusivo bufé con una vista inmejorable a la plaza de San Pedro. Lujo y dispendio -la fiesta costó 18.000 euros- que no pasaron desapercibidos y que recibieron la desaprobación expresa de Bergoglio.

Curiosamente no es este el único escándalo que sacude la Santa Sede estos días, pues la Gendarmería vaticana está investigando el robo de documentos del ordenador de un alto funcionario encargado de revisar las cuentas vaticanas. El portavoz de la Santa Sede no quiso aclarar si este suceso está relacionado con la detención de Vallejo y de Chaouqui, de las que el Papa está informado y con las que ha mostrado su conformidad.