Cámara y Darín, reyes en San Sebastián

'Sparrows' (Gorriones) es una cinta digna, a la que la Concha de Oro ayudará a encontrar distribuidor en España. Muestra una Islandia mucho menos civilizada que la ecológica imagen que tenemos del país nórdico. Rúnar Rúnarsson ambienta su drama en una pequeña localidad pesquera, rodeada de espectaculares montañas y fiordos. Allí aterriza un chaval de dieciséis años que ha crecido en la urbana Reikiavik pero se ve obligado a convivir con su padre alcohólico, al que no ve desde hace seis años. Los días sin noche en la época veraniega contribuyen a que el adolescente se desubique en una edad marcada por el miedo y la incomunicación.

«En verano el sol nunca desaparece y en invierno no lo vemos nunca. Muchos islandeses pierden el sentido del tiempo por eso motivo», descubrió el director. 'Sparrows' no cuenta nada nuevo de las crónicas de la adolescencia: la primera borrachera, la iniciación al sexo, la humillación del matón de la cuadrilla... La elegante puesta en escena encuentra la manera de expresar la rabia y el dolor contenido. Rúnarsson no carga las tintas en la debacle de esa familia estructurada.

El espíritu de Cuba

La cordura se impuso en el apartado interpretativo. Ricardo Darín y Javier Cámara deslumbran en 'Truman', la historia de dos amigos que durante cuatro días comparten confidencias y se regodean en los recuerdos. Con la salvedad de que a uno de ellos le quedan semanas de vida por culpa del cáncer. La Concha de Plata ex aequo reconoce por fin al mejor actor argentino vivo, al que el Zinemaldia ignoró en 'El secreto de sus ojos'. Darín esconde el pánico de su personaje bajo un caparazón de aplomo y determinación. Tan testigo como su perro Truman es el colega que borda Javier Cámara, en un papel de menos lucimiento pero igualmente esencial. ¿Cómo se prepara uno para el duelo de un ser querido? A sus 48 años, el actor riojano ha demostrado que su naturalidad desarma por igual en la comedia costumbrista que en el drama. 'Truman', que llegará a los cines el 30 de octubre, es una de las grandes películas españolas del año. Su trofeo fue «para la gente que está pasando una enfermedad y quienes le acompaña».

La mejor actriz del festival fue Yordanka Ariosa, la buscavidas de la que queda prendado el chaval protagonista de 'El rey de La Habana'. Agustí Villaronga emplaza en los difíciles años 90 -el llamado 'periodo especial'- una historia de iniciación a la vida excesiva y sórdida como la novela de Pedro Juan Gutiérrez en que se basa. Ariosa se entrega en cuerpo y alma a un personaje también al límite, que comercia con su cuerpo y más que enamorarse parece encapricharse de su rey habanero. Un cliché de cubana temperamental, santera y ardiente en una película donde no se reconoce al autor de 'Pa negre'. Dedicó su premio «al espíritu de Cuba, que me sale por los poros».

El belga Joachim Lafosse se hizo con una merecida Concha de Plata al mejor director por 'Los caballeros blancos', una mirada a la actividad de las ONG europeas en África sin un ápice de buenismo y conmiseración. El Premio Especial del Jurado recompensó al filme más críptico de la sección oficial, 'Evolution', de la francesa Lucile Hadzihalilovic.