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J. SAINZ
Martes, 29 de septiembre 2015, 23:57
Su mirada de granuja medio divertido medio cabreado apareció por primera vez en 'La ardilla roja' hace ya más de veinte años y desde entonces ha ido surgiendo intermitentemente en una variada serie de películas de Julio Médem, Almodóvar y Tristán Ulloa, entre otros. Pero ha sido finalmente en los escenarios donde Nancho Novo (La Coruña, 1958) ha consolidado un carrera de monologuista de la que él mismo es el primer sorprendido. Después de su paso por 'El Club de la Comedia', el triunfo más rotundo le ha llegado con la versión española de un superéxito internacional en el género, 'El cavernícola', del norteamericano Rob Becker, el monólogo más representado de la historia de Broadway, estrenado en más de treinta países. Él lo interpreta desde el 2009 en Madrid y ya va por la sexta temporada, con más de 1.500 representaciones y 800.000 espectadores. Hoy y mañana (a las 21 h.) también en el Bretón logroñés.
u'El cavernícola', de Rob Becker
uIntérprete Nancho Novo
uDirector Marcus von Wachtel
uTeatro Bretón hoy y mañana a las 21 h.
-Presente 'El cavernícola' para quien no lo conozca a estas alturas.
-Es toda una tesis doctoral a base de tremendas carcajadas sobre las relaciones en pareja, que es el estado natural del ser humano precisamente desde la era de las cavernas. Es una reflexión humorística pero nada superficial sobre la vida doméstica de la pareja. Obviamente está contada desde la óptica de un tío, pero, por supuesto, aquí se ríe todo el mundo.
-Seis temporadas es todo un fenómeno teatral e incluso social.
-El público es el que manda cuánto dura un espectáculo y a mí el público no me deja irme. La gente repite; hay quien lo ha visto hasta cinco veces.
-¿Hay que ir en pareja?
-De hecho, es muy conveniente. Es una terapia que reforzará la relación entre ambos. A mí me ha funcionado. Pero se puede ir con la cuadrilla de amigos o en familia... Cada cual como quiera. Todos lo van a pasar bien.
-¿Ha cambiado el espectáculo en este tiempo?
-Ha evolucionado porque es un tema vivo, muy presente. Y yo soy un actor que está vivo. Pero es un texto que está muy pulido.
-¿A qué cree que se debe semejante exitazo?
-El autor dio con la tecla exacta para que todo el mundo se identifique con lo que cuenta.
-¿Hablamos de tópicos o es que todas las parejas se parecen?
-Los tópicos lo son porque las conductas son así. Nos movemos por tópicos y las parejas también. La gente se reconoce en las situaciones y se ríen de sí mismos. Es la madre de todos los monólogos de pareja.
-¿Se ha convertido usted en cavernícola o ya lo era antes?
-Algo sí (risas). No, lo cierto es que desmontamos ese mito de cavernícola bruto y primario. Nuestro cavernícola es un tipo sensible que pinta en las paredes de la cueva y se preocupa por su pareja.
-¿Seguimos siendo un poco trogloditas? Los hombres más que las mujeres, claro.
-En lo que más hemos cambiado ha sido en los taparrabos.
-¿Qué habría pasado si hubiera sido la mujer la encargada de cazar?
-Buf... Nunca lo he pensado. Supongo que seríamos nosotros los que llevásemos las faldas en la cueva. Pero tenemos hormonas diferentes y eso forzosamente ha tenido que influir. Influye en la vida diaria, así que, como para no influir en la evolución...
-O sea que tampoco es de los que piensa que el mundo iría mejor si mandasen las mujeres, ¿no?
-El mundo iría mejor con dirigentes más honrados, simplemente. La mayoría de las mujeres que llegan a mandar no se diferencian demasiado del patrón masculino.
-¿La obra lanza alguna puya contra la violencia machista?
-Expresamente no, pero sí subyace una sensibilidad personal sobre lo que considero una injusticia social consentida durante tantos años. Esta es una obra humorística, pero contribuye a tener más respeto por tu pareja.
-¿El humor es un bálsamo para la vida en pareja?
-El humor es un bálsamo para la vida, una terapia. La gente que no ríe vive peor y hace vivir peor a los demás. Y es bueno que tu pareja te haga reír o, al menos, que no te haga llorar.
-¿El humor y la comedia han terminado siendo su opción definitiva como actor?
-Al menos en el teatro sí. He hecho de todo, pero me gusta sentir la risa del público.
-¿Y los monólogos?
-Nunca pensé hacer monólogos, la verdad. Fue cosa del azar. 'El Club de la Comedia' fue decisivo para mí. Hasta entonces yo pensaba que seguiría en el cine. Y he tenido mucha suerte de tropezar con este cavernícola en mi camino.
-Ha llovido mucho desde 'La ardilla roja'. ¿Cómo ve su carrera?
-Ya lo creo que ha llovido. Me considero un superviviente al que la vida le ha ido llevando. Y soy un privilegiado de poder tener este trabajo. Soy feliz con él.
-Y con el rock.
-El rocanrol siempre está ahí. Preparamos un nuevo disco de 'Los castigados sin postre'. Pero tengo poco tiempo para salir de la caverna.
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