Casimiro Somalo
Lunes, 8 de junio 2015, 21:24
La Rioja tiene algunos paraísos que hay que recorrer. Y sin duda alguna, uno de ellos es el Parque Natural de Sierra Cebollera en el alto valle del río Iregua, en el Camero Nuevo. Este año se cumple el vigésimo aniversario de su constitución ... como parque natural. El paisaje de grandes bosques tiene la huella de siglos de explotación ganadera y ha dejado chozos de pastores, corrales y ermitas por la zona.
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Cebollera se hunde en las raíces más profundas de La Rioja. El parque del alto valle del Iregua, en una comarca que nunca tuvo consideración como tal, como tampoco la tuvo ni el Camero Viejo ni lo que conocemos como La Sierra, es uno de los parajes más hermosos de La Rioja. Es, de hecho, la otra parte de una región montañosa y desconocida pero cargada de sorpresas naturales con grandes valores ecológicos y paisajísticos, arroyos y cascadas y un bosque de colorido junto a la ribera.
Cebollera ha cumplido 20 años desde su declaración como parque natural. Un espacio protegido que en el último año ha terminado batiendo todos los registros en cuanto a visitantes hasta sobrepasar los 100.000 del 2014. Sin duda, la excepcional temporada de setas del año pasado tuvo mucho que ver en las cifras. Medio Natural concedió un total de 3.053 permisos para poder circular por las pistas forestales. Pero las setas no son el único atractivo del parque de Cebollera.
Poco a poco, pero 20 años después, Cebollera sigue atrayendo miradas. Los riojanos integran el 47 por ciento de las visitas. Pero el resto proceden del País Vasco (13%) y Madrid (11%) como los dos principales referentes. Sólo un 2% fueron extranjeros (Reino Unido, Francia, Alemania y Holanda).
El Parque Natural de Cebollera ocupa una superficie de 23.640 hectáreas repartidas entre los municipios de Villoslada de Cameros y Lumbreras. Apenas suman 500 habitantes entre ambas localidades por lo que el impacto de la población y los usos de la misma son mínimos.
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Por ello, Cebollera es hoy un espacio en el que se imparten distintos programas de educación ambiental dirigidos a alumnos y docentes de centros educativos. Así, más de 2.500 participaron el año pasado en actividades de interpretación ambiental y paseos guiados, sin contar el programa de 'Naturaleza sin barreras' o la colaboración con Fundación Diagrama para menores con problemas de adaptación.
Desde su declaración como parque natural, Cebollera ha ido realizando diversas renovaciones tanto en la mejora de pistas y accesos, aprovechamientos, servicios ganaderos, repoblaciones y cercados, etc.
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Las inversiones del año pasado en la conservación y gestión alcanzaron los 564.727 euros mientras que el aprovechamiento de los recursos naturales supuso unos ingresos de 617.782 euros, en su gran mayoría por aprovechamientos de madera.
Sus atractivos
El parque es hoy uno de los atractivos naturales de mayor interés para el turismo medioambiental de La Rioja. Cebollera conserva bosques de pinos, hayas y robles, como en casi ningún otro lugar de la región. No hace falta más que una simple mirada para observar otras especies singulares que llenan de biodiversidad y colorido el paisaje como abedules, pino negro, acebos, roble de albar y otras especies.
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Y si prefieren observar la fauna allí podemos encontrar caza mayor como ciervos, corzos y jabalí en abundancia. Además, en distintos rincones de Cebollera hay poblaciones de nutrias y trucha autóctona, ejemplares del desmán ibérico y también del visón europeo.
Los dos lugares del espacio protegido (Centro de Interpretación de la Naturaleza de Villoslada y el Centro de la Trashumancia de la Venta de Piqueras) siguen siendo dos polos de atracción en la zona. Las visitas registradas el año pasado ascendieron a 22.289, lo que supone un incremento del 8,1%.
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El Centro de Interpretación del Parque Natural ubicado en la localidad de Villoslada es uno de los lugares de referencia. Allí hay instalada una exposición permanente y un servicio de información con detalle de todas las actividades programadas para escolares y grupos y sobre la red de senderos y normativa para la circulación de vehículos por las pistas forestales. Un audiovisual explica la evolución del paisaje durante siglos por la práctica ganadera y la trashumancia.
La cultura pastoril hay que buscarla en el centro de interpretación de la Venta de Piqueras. El centro alberga una recreación de la vida ganadera y de los hombres que vivieron la trashumancia durante siglos. El lugar es una referencia de tradiciones.
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