Miguel Lorenci
Martes, 26 de mayo 2015, 20:02
Elevar el IVA cultural hasta el 21% a es «un error» que no ha procurado a Hacienda los beneficios que pretendía. No beneficia a nadie y se debe corregir. Están de acuerdo en el diagnóstico los directores de los tres grades museos públicos españoles. Miguel ... Zugaza -Prado-, Manuel Borja-Villel -Reina Sofía-, y Guillermo Solana -Thyssen-Bornemisza- expresan, además, su confianza en la pervivencia del museo público frente a las franquicias «colonizadoras» y bajo cualquier panorama político. Apuestan por el diálogo y destacan que el arte y la cultura «no son ni de derechas ni de izquierdas». Y eso por más que, según Zugaza «la izquierda haya querido monopolizar la cultura y colgarle el irreal sambenito de que es su ámbito propio».
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Para el director del Prado «es un error incrementar el IVA en un sector como la cultura en el que el retorno previsible es muy dudoso». El director del Thyssen estima que «no es de recibo» ya que ese 21% de IVA «tiene muchos otros efectos colaterales». Denuncia Solana su «crueldad absurda y desproporcionada» y la «insensibilidad de Hacienda, no proporcional a los beneficios que podría extraer». Según el director del Thyssen, este tipo de IVA tan elevado encarece «brutalmente» el coste de las exposiciones, en algún caso por encima de los 100.000 euros. Para Boja-Villel es una «dificultad considerable» para la compra de obras.
Solana no dudó en criticar la «constante presión» que el Thyssen sufre desde 2009 por parte de Hacienda para aumentar sus tarifas anualmente. «El primer año no se nota, pero si sigues subiendo, al cabo de cinco años la gente deja de ir al museo», lamentó.
Prado, Reina Sofía y Thyssen se han defendido de la crisis lo mejor que han podido. Han salido adelante con severos recortes presupuestarios, entre el 40 y el 60%, pero creen que el modelo público está a salvo de vaivenes políticos. Seguirán adelante con sus programas con el nuevo mapa del poder territorial en el que ven una oportunidad para el diálogo.
Fragmentación
Entienden que la fragmentación del mapa político «puede ser algo positivo». «Si algo indican los resultados de las elecciones es que hay que hablar y dialogar, y eso es un principio se da en el mundo del arte» asegura Borja-Villel. Lo mismo cree Zugaza para quien «la fragmentación es positiva ya que acrecienta la participación y la necesidad de pactos y diálogo.
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Reunidos por la revista 'Capital ARTE' en la Fundación Telefónica para levantar acta de situación del su sector, coincidieron los tres directores en que el aplazamiento de la comprometida Ley de Mecenazgo es «una fatalidad». Era un compromiso del Ejecutivo del PP, que atisba el final de legislatura sin articular la norma que se quiso implantar «en el peor momento económico». «La voluntad política de este Gobierno ha chocado con una coyuntura económica muy adversa», reconocía Zugaza.
Lamentó el director de Prado que «las administraciones estén desertando de nuestras instituciones». A su juicio «no es bueno que se desentiendan del mantenimiento del sentido público de la cultura» aunque negó que «se quiera dejar en manos solo del ámbito privado». Recordó Zugaza que el 70% de la financiación del Prado procede ya de recursos propios, pero que su aspiración no es llegar al 100% de autofinanciación «porque tiene que haber siempre apoyo público».
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Solana reclama de las instituciones respaldo para «mantener el equilibrio» ya que su museo afronta un déficit de cinco millones de euros «que no se cubre el número de visitantes». Reclama ese compromiso aludiendo al «fuerte mandato público» para mantener de forma permanente una exposición con 750 cuadros y el depósito de la baronesa Thyssen, con el elevado coste que eso supone"
Para Manuel Borja-Villel el problema fundamental no está en falta de recursos y sí el uso que se hace del dinero público disponible. «Es habitual que se disponga de dos millones de euros para una gran exposición, pero también que luego no haya 6.000 euros para financiar el trabajo de un investigador, esas coas que no tienen valor en el mercado».
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Juzga «patético» Guillermo Solana que España caiga en la «colonización cultural» de franquicias como el Pompidou o el Guggenheim que a su juicio nos convierten «en país cliente» que debe pagar «unos precios que no se puede permitir» y «sin retorno turístico». «Que en España que está a dos pasos de París hagamos eso, carece de sentido, sobre todo cuando los museos públicos españoles están en disposición de realizar intercambios con museos de primera magnitud», apuntó el director del Thyssen.
«El mejor modelo para el Reina Sofía no es la franquicia» dijo Manuel Borja-Villel, quien ve un problema en que el «objetivo último del museo no sea la educación sino el beneficio».
El bilbaíno Miguel Zugaza sí aplaudió el éxito del Guggenheim español pero advirtió que su pinacoteca no tiene una colección lo suficientemente grande para contar con sedes.
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Zugaza, Borja-Villel y Solana, son protagonistas de portada del último número de 'Capital ARTE'. Los tres han posado para el artista Bernardí Roig, que ha fotografiado a 99 hombres y una mujer -convertida en barbuda- del mundo del arte y la cultura ataviados con una desfavorecedora túnica que recura a la del los pesos de Abu-Grahib, en la que ha pintado la leyenda «POETS», título de su próxima exposición.
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