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josé manuel andrés
Lunes, 20 de abril 2015, 18:10
La abuela Torreblanca, la madre Leonor, la hermana monja Luisa, la tía paterna María, las hermanas Andrea y Magdalena, la prima paterna Martina, la sobrina carnal Constanza, la esposa Catalina y la hija Isabel. Estas son las diez mujeres de Cervantes y las diez pingüinas ... que el siempre sosprendente Fernando Arrabal lleva desde el próximo 23 de abril al Teatro Español, en un ambiente modernista basado en la famosa concentración motera que se celebra cada año en Valladolid.
"Las motos son el vehículo con el que soñó Cervantes, con ellas las mujeres suben al cielo y descienden al infierno", ha explicado Arrabal. Una original versión para una doble efeméride: el cuarto centenario de la segunda edición del Quijote y de la propia muerte de Cervantes. Un fallecimiento que coincide además en el tiempo con el de Shakespeare. "Dios quería demostrar que eran los mayores genios de la humanidad, pero se equivocó por no tener en cuenta la disparidad de los calendarios vaticano y anglicano", ha señalado el siempre irreverente dramaturgo afincado en Francia desde hace décadas.
"Llevo seis décadas dando vueltas a Cervantes, cuando me declaré hace sesenta años a mi esposa, allí estaba su figura", ha asegurado el dramaturgo, que vivirá el próximo jueves su particular doble celebración, ya que estrenará su obra y lo hará además en su propia sala en Las Naves del Español, que lucirá su nombre a partir de ahora.
Reconocimiento
En referencia al reconocimiento en España y al reconocimiento de los galardones, Arrabal ha afirmado que "nunca solicité ni rechacé los premios pero jamás un dramaturgo, un filósofo o un matemático está entre los más reconocidos, entre los más influyentes. Ya lo decía Platón en una Atenas cubierta de teatros: 'Tenemos los mayores dramaturgos de la historia y la gente acude en masa a los juegos olímpicos'".
Más prosaico se ha mostrado al respecto Juan Carlos Pérez de la Fuente, el director de la obra y autor del encargo a Arrabal. "Nos gustaría que el Cervantes recaiga alguna vez en las gentes del teatro", tras destacar la singularidad de 'Pingüinas'. "Arrabal siempre te sorprende. Leí el texto solo una vez y me dí cuenta de que estábamos ante un reto. Si no hubiera dirigido nunca a Arrabal sería un loco al asumir el proyecto", ha señalado Pérez de la Fuente, que destaca que "las mujeres se llevan el protagonismo pero Cervantes es el eje de la obra, su guía". "Al principio no fue el verbo o la palabra sino la emoción, y de ahí la necesidad de concretar", ha concluido.
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