Jonás Sáinz
Viernes, 20 de marzo 2015, 11:14
Con decir su nombre está todo dicho. Concha Velasco (Valladolid, 1939), sesenta años de teatro, cine y televisión a sus espaldas, es seguramente la actriz viva más querida por el público español y por sus compañeros. Es además una superviviente que, tras superar varias enfermedades ... en pocos meses, ha regresado a los escenarios (hoy y mañana en el Bretón) con una obra muy especial, 'Olivia y Eugenio', del peruano Herbert Morote y dirigida por José Carlos Plaza. Todo «un canto a la vida». Como ella misma.
Publicidad
-
Olivia y Eugenio',
de Herbert Morote
-
Dirección
José Carlos Plaza
-
Intérpretes
Concha Velasco y Rodrigo Raimondi
-
Teatro Bretón
Sábado a las 20.30 h.
-Ha sido un año muy duro.
-El 2014 ha sido muy duro. Imagínate tener que suspender, con lo doloroso que eso nos resulta a los actores, que salimos al escenario hasta con huesos rotos, vómitos...
-¿No le ha había pasado antes?
-Yo solo he tenido que suspender dos veces... ¡en toda mi vida! ¡Y tengo 75 años! Una fue en Barcelona, una sola noche, con 'Yo lo que quiero es bailar', por afonía. Eso enseguida lo resolví por mi cuenta con cortisona y creo que aquello repercutió en todo lo que vino después. Y el año pasado, parte de la gira de 'Hécuba' [Logroño incluido], que me metieron al quirófano con una peritonitis y estuve en coma una semana.
-¿Pensó en algún momento: hasta aquí hemos llegado?
-Hijo, yo no pensé nada. Lo cierto es que yo llevaba tiempo tirando de mi cuerpo. Desde que estrené 'Hécuba' me sentía mal, pero no quería dejarlo porque era tan importante para mí haber conseguido hacer aquello, trabajar en Mérida... No creas que muchos productores ni directores habían creído en mí para Mérida...
-Era un papel que nadie había hecho antes en España.
-Nadie, ni Margarita Xirgu ni Nuria Espert. Yo me empeñé, lo conseguí y tuvimos un éxito enorme. Con el Teatro de Mérida lleno once días... ¿Cómo voy a decir yo entonces que me tienen que operar?
Publicidad
-De eso hace solo un año.
-El 4 de abril hará un año que mis hijos me llevaron al quirófano pensando que me moría. Estuve muy mal.
-¿Qué ha sentido al volver?
-Yo ya tenía esta obra en cartera anteriormente, así que el regreso al trabajo fue normal. ¡Pero es que luego tuve otras tres operaciones más!
-Todos los proyectos son especiales, pero este lo es doblemente.
-Hay quien piensa que hemos aprovechado la circunstancia de mi enfermedad, pero no es así. Esto lo teníamos en cartera. Lo habíamos pospuesto porque a mí esta obra me movía muchas cosas por dentro.
Publicidad
-Se dice que hay coincidencias con el personaje de Olivia.
-Nada de nada. Yo no he tenido un cáncer terminal ni un hijo con síndrome de Down. Nada que ver con Olivia. A mí me ha enriquecido más el personaje que yo a él.
-¿Y qué aportará al público?
-Es una lección de vida, aunque se esté hablando todo el rato de muerte. Y es así por la bondad de Eugenio, por la honestidad de un personaje especial. Los chicos y las chicas Down son seres especiales, pero no porque sean distintos, sino porque son incapaces de sentir maldad por nada. La obra es un canto a la vida, un canto de amor, de vida y de esperanza.
Publicidad
-Propone también una reflexión sobre 'la normalidad', ¿no es así?
-Sí, porque a Olivia, como a tantas madres con hijos Down, le dijeron que Eugenio nunca sería 'normal'. Y ella se pregunta indignada: ¿Pero quién decide qué es normal y qué no lo es? ¿Son normales los corruptos, los violadores de niños, los maltratadores, los falsos amigos, los violentos...? Y llega a decir algo tremendo: ¡Ya quisiera la madre de un terrorista haber tenido un hijo como tú!... Es un momento terrible porque cada día esos anormales que hay por el mundo siguen haciendo grandísimas anormalidades y barbaridades.
-¿Corre el riesgo de caer en la sensiblería o en la condescendencia?
-No. Morote es un gran escritor y él sí conoce el tema en primera persona. Y José Carlos Plaza hace una dramaturgia maravillosa. Aquí lo distintivo es que el actor es alguien con Down de verdad. Pero eso no es sensiblería; simplemente que ellos pueden hacerlo y merecen hacerlo.
Publicidad
-Hay una frase de Olivia que creo que sí retrata a Concha Velasco...
-Es cierto, y me cuesta de verdad. Cuando Olivia dice: Nunca he tenido tiempo de hacer lo que me hubiera gustado hacer... Pero eso le pasa a todo el mundo. Que la vida, el trabajo, los compromisos... nos obligan. Ahí me identifico plenamente, porque siento que me he entregado a mi trabajo y me he perdido las cosas sencillas. Tener éxito es maravilloso, pero lo pequeño no lo he podido vivir. No dí la mano a mi madre cuando murió, ni a mi padre... Son cosas pequeñas pero muy importantes en la vida.
-¿Es usted una gran solitaria?
-No, aunque mis amigos se empeñan en que tengo que salir por ahí. Yo en mi casa estoy muy bien y no me aburro nunca, leyendo, estudiando o simplemente en mi terraza con mis plantas. Y está mi nieto. Lo único que necesito es que me quieran. Y ahora me siento muy querida. Lo mejor que he sacado de esta enfermedad es que me he dado cuenta de que mis hijos me quieren más de lo que yo pensaba que se podía querer a una madre. Así que ha valido la pena.
Noticia Patrocinada
-¿Diría que su profesión le ha salvado la vida o se la ha robado?
-No, yo he tenido mucha suerte en la vida. No tengo nada que lamentar y he vivido muy bien de esta profesión. Como dice Pepe Sacristán, gracias a ella ha salido agua del grifo de mi casa, incluso agua caliente.
-Hace unos días le entregaba usted a José Sacristán el premio de honor de la Unión de Actores. Usted también tiene los más altos reconocimientos. ¿Eso le hace sentir que ya ha conseguido todo lo posible?
Publicidad
-Pepe y yo tenemos carreras muy paralelas, empezando desde abajo, con aquellas películas que luego fueron tan criticadas. Ya no están Alfredo Landa y López Vázquez; solo quedamos Pepe y yo, pero siempre las defenderemos. Esos premios te hacen ver que tu carrera es incuestionable y te cargan las pilas. Pero nunca te planteas que ya lo has conseguido todo. Medio en broma suelo decir que hasta que no haga La Celestina no estaré satisfecha.
-¿De dónde saca la ilusión y la fuerza?
-Yo estoy enamorada de mi oficio. Es el único amor que nunca me ha puesto los cuernos.
-Ni usted tampoco.
-No, yo no le he puesto los cuernos nunca a nadie. Yo los amores los he tenido de uno en uno. El cariño del público me ha permitido envejecer con dignidad. Yo quiero terminar como Katherine Hepburn, siendo protagonista a los noventa años.
Publicidad
-Una veterana como usted, que ha trabajado tanto y en condiciones difíciles, ¿qué opina de la situación actual de su profesión?
-Sigue siendo muy dura, pero como ha ocurrido siempre. Es un trabajo en el que hay que tener un amor enorme y ser capaz de aguantar mucho tiempo sin comer. Es muy arriesgado ser actor. Y nunca hay que consentir que nadie te diga que no vales. A mí me lo dijeron y no hice caso.
-¿Y qué opina del país?
-Tú lo que quieres es que te hable de política y no lo voy a hacer. Lo del IVA me parece una barbaridad; lo iban a quitar y se lo han pensado peor. Pero la política en este momento se me escapa. No sé. Estoy tan estupefacta como la mayoría de los españoles.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.