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Sergio Blanco en 2008, durante la presentación de un disco de El Consorcio. :: efe
Estíbaliz llora a Sergio

Estíbaliz llora a Sergio

Un cáncer incurable acaba con la vida del cantante, miembro de la pareja y el dúo musical más queridos

FERMÍN APEZTEGUIA

Lunes, 16 de febrero 2015, 00:56

BILBAO. «Nunca construí edificios, pero si lo hubiera hecho, habría puesto tanto esmero, interés e ilusión, como en la música». El cantante Sergio Blanco (Bilbao, 1948), pareja artística y en vida de Estíbaliz Uranga, hablaba así hace ocho años sobre su formación como arquitecto técnico. Nunca llegó a ejercerla. Tampoco quiso. Dedicó sus esfuerzos a lo que de verdad le apasionaba, primero de la mano del grupo Mocedades, luego como dúo con Sergio y Estíbaliz, y por último otra vez en un grupo con la familia Uranga, El Consorcio. La memoria colectiva conserva del músico una imagen de chico trabajador, de aspecto amoroso y siempre sonriente, que cualquier madre hubiese querido como yerno. «Ha muerto, sobre todo, un buen tipo, un hombre de familia y una persona que, por encima de todo era un tío estupendo», comentó ayer el periodista José María Iñigo, que le conocía bien.

Un cáncer intratable acabó ayer con su vida. Entre sus familiares y amigos más íntimos no fue inesperado. «Sabía cuál iba a ser su final desde que se lo diagnosticaron, hace años», explicó Iñigo a este periódico. «Durante este tiempo, sin embargo, su vida ha sido -como siempre- ejemplar, a la altura de las circunstancias, sin dar la lata, sin hacer una tragedia de lo que se le avecinaba y, lo mejor, siempre con la sonrisa que le caracterizaba».

La noticia la dio su hija Allende. Sergio Blanco falleció a las seis de la mañana en el hospital madrileño de San Camilo de Tres Cantos, donde le trataban. «Se ha ido un ángel», informó. «No tengo palabras para definir a mi padre. Era una persona maravillosa con una fuerza vital increíble», dijo. A El Consorcio, el desenlace de su compañero y familiar les sorprendió en México, donde el grupo actuaba estos días, dentro de su gira de despedida. «Estoy rota, ¡cómo voy a estar! Permíteme, por favor, que hoy no hablemos. Simplemente, no puedo», comentó la cantante Amaia Uranga sobre la muerte de su cuñado.

Sergio era el contrapunto masculino que acompañaba el chorro de voz de Estíbaliz, pero lo cierto es que a su tesón y su amor a la música se debió el nacimiento en 1968 de Voces y Guitarras, el embrión de Mocedades. El desaparecido cantante era, al parecer, quien originalmente se ocupó de ajustar las voces en el grupo y definir el mejor papel de cada uno en cada canción. Unos años más tarde llegó el éxito, cuando el grupo bilbaíno conoció al productor y compositor Juan Carlos Calderon. Sergio y Estíbaliz abandonaron la formación familiar después de grabar los tres primeros discos. «No fue afán de protagonismo, sino de supervivencia y mucho sentido práctico. Había que asegurarse un futuro. Para mí, en aquel momento, los estudios eran un asunto prioritario y, además, tenía por delante la 'mili'», explicaba entonces. La pareja se lanzó como dúo en 1973, alineada en la corriente más pop del folk nacional. Como a Mocedades, en aquel caminó les acompañó Juan Carlos Calderón, que firmó para el grupo algunos de sus mayores éxitos.

La estética, casi hippie, con pelo largo él y coletas ella, pero al mismo tiempo con un aspecto de jóvenes formales, educados, sencillos y familiares contribuyó al éxito de la pareja, que se convirtió en un fenómeno en los años finales del franquismo y durante la transición democrática. Contribuyeron a su lanzamiento y popularización canciones como 'Piel', 'Búscame', 'Quién compra una canción' y, sobre todo, 'Tú volverás', que les llevó a Eurovisión en 1975.

Una boda poco íntima

El objetivo era repetir el fenómeno vivido dos años antes por Mocedades con 'Eres tú'. Se logró sólo de forma parcial. El conjunto hermano quedó en segunda posición y se hizo un nombre internacionalmente. Sergio y Estíbaliz alcanzaron el décimo puesto, y 'Tú volverás' se convirtió en el éxito que se buscaba. «A la gente le gustan la polifonía y la melodía. Lo importante es hacer canciones que sigan emocionando dentro de 20 años, como Nat King Cole o los Rolling Stones».

La pareja quiso aquel año de 1975 una boda íntima, pero no fue posible. Como dijo la prensa del corazón, se casaban «los novios más novios de la canción española y del espectáculo en general» y más de 30.000 curiosos, según las crónicas de la época, se acercaron hasta el templo. La explosión del rock y el pop que se dio con el cambio de década difuminó su estela, aunque tuvieron la visión necesaria para embarcarse en proyectos que les permitireron seguir viviendo de la música, como 'La misa campesina' y la versión española de 'Jesucristo Superstar', donde Sergio hacía el papel de Pedro. A los años ochenta pertenece el que fue uno de sus grandes éxitos como dúo: 'Cantinero de Cuba'.

Después de varios proyectos con miembros de Mocedades, hace unos años surgió la posibilidad de reabrir El Consorcio. Comenzó la última gira. En Madrid se presentaron, en 2013, en el Teatro Calderón. Aquel día, Sergio no subió al escenario. «Ahí, en una butaca está mi chico, que no ha querido faltar este día», dijo Estíbaliz al público casi al final del concierto. El cáncer le había retirado del circuito ocho meses antes, pero Sergio, encantador como siempre, regaló sonrisas al público. «¡Gracias!»

Ayer, de madrugada, se fue. Para su despedida, el artista pidió un acto privado, algo recogido, fuera de los focos y los flashes de los fotógrafos. La familia, cumpliendo sus deseos, no ha dado a conocer los detalles ni de la capilla ardiente, ni del entierro. Sergio, en su adiós, no quiso otra boda.

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