Álvaro Soto
Jueves, 12 de febrero 2015, 17:47
Jill Abramson fue la mujer que rompió el techo de cristal en el periodismo norteamericano. En 2011 se convirtió en la primera directora de un gran medio, y no de uno cualquiera, sino del 'gran medio', el New York Times. La 'dama gris', como se ... conoce al diario neoyorquino, pasó a estar dirigida por la 'dama de hierro', el apodo que por dos motivos se ganó Abramson. Primero, porque tras un grave accidente en 2007, cuando fue atropellada por un camión en Nueva York, su cuerpo se llenó de placas metálicas. Segundo, por su carácter áspero, que en parte confirma durante su visita a Madrid. La periodista ha sido invitada por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra al encuentro 'conversacionescon', "un evento anual que tiene como objetivo reflexionar y celebrar la misión del periodismo en la sociedad democrática (conversacionescon.es)". En la Fundación Rafael del Pino ofrece una conferencia sobre los retos del periodismo. Antes y después, sin embargo, deja con la pluma en las manos a los periodistas que han concertado entrevistarla, alegando que se encuentra muy cansada.
Publicidad
Abramson está embarcada en un nuevo proyecto: una web que difundirá únicamente un reportaje mensual, de altísima calidad, realizado por un reportero al que se le pagará 100.000 dólares por escribirlo. Abramson, que fue una de las responsables de poner en marcha la política de muro de pago del New York Times (cobrar por los contenidos de la web), defiende que "sigue habiendo un enorme público que anhela las buenas historias y que está dispuesto a pagar por ellas". "La gente quiere informaciones largas cuando se le presentan en un bonito formato, están bien escritas y las puede disfrutar". Ese es uno de los retos que se marca ahora en su actual faceta de profesora de narrativa de ficción en la Universidad de Harvard, enseñar a los alumnos a ser "contadores de historias". Y no solo a los periodistas. Explica Abramson que en campos como la medicina, escribir un diagnóstico o hablar con un paciente también es "contar una historia", "una habilidad que es más valiosa que nunca".
La exdirectora del New York Times advierte del peligro de abandonar la literatura, el arte o la música en la educación, a favor de conocimientos tenidos por más útiles. "La matriculación en carreras de humanidades está en declive desde hace algunos años, tanto en Estados Unidos como en Europa. Debido al alto coste de los estudios universitarios, muchos jóvenes se decantan por carreras como informática o matemáticas, que consideran que les generarán pronto ingresos. Pero yo argumento que saber contar una historia es una herramienta muy valiosa para encontrar un trabajo, además de proporcionar para toda la vida un gran placer, como es disfrutar de los libros o la pintura".
La otra amenaza que vislumbra Abramson en el horizonte del periodismo se llama censura, un peligro que tiene, a su juicio, tres ramas. Por un lado, la de los países con regímenes dictatoriales, como China. "Publicamos en New York Times una historia sobre la corrupción en China. A los 27 segundos la tradujimos al mandarín. A los 45 segundos, nuestra web ya estaba bloqueada en ese país. No entiendo cómo en una ciudad cosmopolita como Pekín la gente no puede acceder a un periódico como el Times". La segunda vertiente de la censura está relacionada, según Abramson, con las trabas de los gobiernos llamados democráticos. Y ahí se muestra muy crítica con las administraciones Bush y Obama, en Estados Unidos, a las que acusa de "una gran agresividad" contra los periodistas y de estar dispuestas a llevar a los tribunales a los reporteros y a las fuentes que hagan que determinadas informaciones vean la luz, como ocurrió con Wikileaks. "Se trata de una tendencia terrible que ha hecho que en Washington sea cada vez más difícil trabajar como periodista. Y esto me preocupa". Igual que le preocupa la autocensura de los medios ante informaciones difíciles que pueden ocasionar a los periodistas problemas con los propietarios o con los anunciantes. Por eso, Abramson elogia a quienes han publicado en España la lista del HSBC. Son esas historias por las que la gente "quiere pagar" y que, asegura Abramson, "sostendrán, junto a la publicidad, el negocio del periodismo".
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.