Nuria Alonso
Jueves, 13 de noviembre 2014, 23:27
María Dolores y sus once compañeros han superado un exigente entrenamiento para afrontar con garantías su estancia en la inhóspita isla Decepción. Si en enero se inició el proceso de selección para la misión, esta pasaba en marzo a manos del nuevo destacamento militar. Desde ... entonces, Zaragoza, Cartagena y el pirineo oscense han sido testigos de la formación a la que se ha enfrentado la dotación militar española.
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Conducción de vehículos en circunstancias climatológicas adversas, prácticas de navegación, medidas sanitarias extremas, como rescates de hombre al agua -«uno de los mayores peligros allí», advierte Muñoz- o el tratamiento de hipotermias son algunas de las disciplinas que han visto reforzadas.
El aprendizaje en zona de montaña también fue intenso: «descendimiento de aludes, uso de crampones y piolets, rescates de personas en la nieve, así como situaciones de congelación...», detalla la capitán riojana que, dada su especialización médica, también ha recibido formación específica en telemedicina: «Me permitirá establecer contacto directo 24 horas al día con cualquier especialista del hospital Gómez Ulla».
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