Moncho Borrajo caracterizado como Quevedo para su espectáculo.

«Me duele que sigamos en las dos Españas»

El siempre crítico humorístico Borrajo, con más de cuarenta años en los escenarios, vuelve al Bretón con 'Yo, Quevedo' y su ácida visión de la actualidad

Jonás Sáinz

Jueves, 25 de septiembre 2014, 17:42

Moncho Borrajo (Orense, 1949) lleva más de cuarenta años en el escenario sin morderse la lengua. Ahora vuelve al Bretón con 'Yo, Quevedo' metido en la piel del autor del Buscón para seguir criticando al poder desde el humor y darle un zarandeo a la ... gente. «Soy un ácrata en el escenario», afirma, pero antes que nada, un ciudadano al que le duele seguir viviendo la decadencia del siglo XVI y la división de las dos Españas de Machado.

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  • 'Yo, Quevedo'

  • Autor, director e intérprete

  • Moncho Borrajo (con la colaboración en escena de Lucía Bravo)

  • Voz en off

  • Carlos Latre

  • Teatro Bretón

  • 21 h.

  • Precios

  • 25, 22 y 12 euros

-¿Por qué Quevedo?

-Un día hablando con unos amigos, yo me había dejado un poquito la barba, y uno me dijo: ¡Jo, cada vez te pareces más a Quevedo! ¡Y con la lengua que tienes, todavía más!

-¿Eso fue después de hacer 'Golfus Hispanicus'?

-Sí, aquella experiencia de jugar con lo histórico tan nuestro me gustó y me pareció muy oportuno continuar. ¿Quién mejor que Quevedo?

-¿Cómo ha creado el personaje?

-Lo estudié, investigué y casualmente encontré un memorial que Quevedo escribió criticando la desidia de Felipe IV y al conde-duque de Olivares, que estaba destrozando España. Le metieron en la cárcel. Cuando lo leí pensé: esto es Juan Carlos I y Zapatero, que luego ha sido Rajoy... y el que venga, porque esto sigue así.

-Quevedo da mucho juego.

-Sí, porque la calle le tiene como doctor, y no en teología precisamente, sino como doctor en escatología, y a mí esto me venía muy bien para meter mi caca, pedo, culo, pis.

-¿Tiene otros personajes pensados para más adelante?

-Tengo pensado cerrar la trilogía histórica con Moncho Panza.

-Este espectáculo es más teatral que otros suyos.

-Empieza cantando ópera, recitando vestido de Quevedo... He recreado un hospital de rehabilitación de artistas descarriados para ser Quevedo en unos momentos y yo mismo en otros. Al público le gusta mucho, se ríen y aplauden a rabiar.

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-Tiene un público muy fiel, ¿no? ¿También va a verle gente joven?

-En Logroño siempre viene gente joven. Yo creo que les sorprendo mucho y que dicen: ¡Coño, el abuelo, lo que larga! Acostumbrados a los monologuistas, que son todos políticamente correctos, me escuchan a mí y alucinan. Y mi público de siempre ya me conoce.

-El Siglo de Oro lo fue al menos culturalmente. ¿Y el nuestro?

-Ni siquiera eso. Nuestros artistas tienen que largarse de aquí porque somos el chivo expiatorio con el 21%, porque tenemos fútbol todos los días... Mientras se discute de Ronaldo y de Messi no se habla de otras cosas. La juventud se marcha porque aquí no puede vivir...

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-¿Qué diría Quevedo?

-Sería duro, ácido, contundente... Seguiría criticando a Góngora, que sería algún lameculos del gobierno. Quizás sería próximo a algún partido para poder hacer algo desde su punto de vista. Quevedo amaba su patria, lo que no entendía era aquel desastre de gobernantes. Su Buscón hoy sería presentador de algún programa cutre de televisión...

-¿No se cansa de ser Borrajo?

-Yo he sido siempre un crítico del poder establecido. El poder necesita un Pepito Grillo que le diga las cosas claras. Yo soy un señor de 64 años que peleó contra Franco, que estuvo en las manifestaciones... y al que luego, como a tantos, le ha llegado el desencanto porque no han cumplido nada de lo que han dicho, que la izquierda se ha convertido en un dinosaurio, que a la derecha se han despertado los nietos del franquismo y los tenemos mandando ahora...

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-¿Tiene más mala leche con los años?

-No, la tengo mejor embotellada. Soy más ladino. Digo las cosas más sutilmente para dar en el clavo.

-¿Más pesimista?

-No, yo soy optimista por naturaleza. Creo en el ser humano y en la sociedad, pero creo que estamos manejados por cuatro en todo el mundo. Sí que pensaba que, a medida que creciera el nivel cultural, habría un sentido más crítico y no este aborregamiento. Me duele que sigamos en las dos Españas de Machado. Me duele el nivel cultural tan bajo, que se esté perdiendo el teatro... Madrid se está convirtiendo en un cadáver.

-¿Y le quedan ganas de reírse?

-Espero no perderlas nunca. Desde muy joven aprendí a reírme de mí mismo en primer lugar. Siempre digo que los cómicos debería pagarlos la Seguridad Social por la de pastillas que ahorramos.

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-¿De dónde salen sus chistes: del ingenio o de las tripas?

-Sobre todo de la calle... El pueblo llano es muy ingenioso y tenemos ganas de reírnos de cualquier cosa.

-¿Le ha tentado la política?

-Me han llamado, pero no. Una vez me propusieron hacer un partido cachondo para quitar votos a otro. Pero no acepté porque yo respeto la democracia. Y no valgo para político porque no sé fingir; estaría todo el día en los juzgados.

-¿Escribiría un monólogo a algún político?

-¡Pero tú te imaginas a Rajoy o al belleza del PSOE contando un chiste! Yo no los veo, no.

-Pedro Sánchez llamó a Sálvame. ¿Cómo debería replicarle Rajoy?

-Si yo fuera Rajoy haría un vídeo cachondo riéndome de mí mismo. Pero los políticos de ahora no tienen sentido del humor. Yo recuerdo a Fraga y a Carrillo en la sala Cleofás partidos de la risa mientras yo me metía con ellos desde el escenario. Los políticos de ahora no van al teatro ni a ningún sitio donde no se les vea.

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-¿Le han mandado callar?

-Sí, a su manera: te cierran teatros, no tienes contratos, no vas a tal sitio... El bufón ha existido siempre, pero hay quien lo tolera peor.

-¿A quién ha molestado más?

-A todos. Yo pensé que la derecha era la más cabrona, pero me he encontrado con algunos del PSOE que no me esperaba yo así. Para unos soy facha, para otros un rojo de mierda... menos que soy maricón, que lo tienen todos claro, es tremendo. Lo que pasa es que soy un ciudadano, que soy un ácrata en el escenario, pero que luego vota, paga sus impuestos y hace todo lo que tiene que hacer.

-¿Cuándo se callará?

-Pues yo creo que cuando me estén enterrando todavía diré: Me voy que tengo que ensayar. Y que se prepare Dios que le tengo una preparada de cojones.

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