J. V. MUÑOZ-LACUNA
Miércoles, 13 de agosto 2014, 00:57
La pequeña localidad toledada de La Iglesuela, de la que era natal Miguel Pajares, recibió ayer con pesar la noticia de su muerte. El Ayuntamiento decretó tres días de luto en recuerdo de su vecino, cuya muerte «se ha sentido como un jarro de agua fría, porque creíamos que iba a recuperarse y que en veinte días estaría fuera del hospital», explicó el alcalde, Víctor Eduardo Elvira.
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La 500 vecinos y los veraneantes arroparon durante toda la jornada a la familia Pajares. «Es un momento durísimo pero estas cosas hay que llevarlas como Dios quiera», aseguró Emilio Pajares, uno de los hermanos del sacerdote. «No lo esperábamos y estábamos esperanzados en que saliera adelante», dijo.
Emilio Pajares confirmó que las cenizas de su hermano serán depositadas en el panteón de la Orden de San Juan de Dios, «porque así nos lo han pedido los religiosos de esta orden a la que Miguel dedicó toda su vida. Quieren tenerlo allí y la familia está de acuerdo». A los hermanos Pajares, añadió, les quedará el recuerdo de Miguel como una persona «que dedicó su vida a los más necesitados y débiles».
Por su parte, Begoña Martín, prima del misionero, subrayó que esta muerte «no ha sido en vano», porque ha servido para despertar las conciencias de los países desarrollados sobre las consecuencias de los brotes de ébola en África, un continente hacia el que su primo «sentía un amor especial».
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